Los aficionados también deben involucrarse en el nuevo proyecto, algo que no ha ocurrido en las dos últimas temporadas y que, como quedó demostrado en otras campañas, fue fundamental, convirtiéndose prácticamente en el sexto jugador, sobre todo en encuentros con marcadores igualados. La afición debe poner de su parte, pero los jugadores también y mucho, dejándose la piel y sabiendo conectar con los seguidores, ofreciendo espectáculo, que al fin y al cabo es la esencia del deporte de la canasta. El Club Melilla Baloncesto iniciaba hace justamente una semana otra pretemporada más, la decimonovena consecutiva. Por ello, la entidad melillense es la decana de la LEB (en los últimos años denominada Adecco Oro y Adecco Plata). Y con la vuelta al trabajo y el comienzo de un nuevo proyecto también surgen, como es lógico, nuevas ilusiones, la de un grupo de dirigentes, técnicos, jugadores y aficionados por ver a su equipo luchando por cotas más altas que las de mantener la categoría o luchando, como único objetivo, por la novena plaza, tal y como sucedió la pasada campaña. Al final, los azulones no consiguieron estar entre los nueve elegidos, pero hay que reconocer que, tras lo acontecido en la anterior temporada con el histórico descenso, tocaba empezar casi de cero, con un proyecto a más largo plazo y al mando del mismo un entrenador de nuestra ciudad como Alejandro Alcoba, que necesitaba adaptarse a la competición y pagar un poco el peaje del que es debutante.
Lo cierto es que el equipo melillense, al menos, fue competitivo y volvió a ganarse el respeto de los rivales, que quizás nos lo habían perdido con el desastroso campeonato realizado en la 2012-2013. Ahora, toca ser algo más ambiciosos y, repasando uno por uno los nombres de los integrantes de la plantilla, hay que aspirar a alcanzar los play off y, además, con relativa comodidad, sin tener que esperar a la última jornada para jugártela a una sola carta y encima no dependiendo de ti mismo.
Así, profundizando en el plantel, el Club que preside Jaime Auday ha optado por la continuidad de Eloy Almazán, Devin Wright y el canterano Pelayo Larraona. En lo que se refiere al granadino, quien cumple su cuarta temporada en el Melilla Baloncesto, cabe destacar que se ha convertido en el nuevo capitán, tomando el relevo de Joan Riera, que a su vez había cogido el testigo a Nacho Romero. En cuanto a las novedades, jugadores en su mayoría que conocen la Adecco Oro a la perfección, como Quique Garrido y Carles Bravo (Quesos Cerrato Palencia), Eric Sánchez (River Andorra), Edu Gatell (Peñas Huesca), Joan Tomàs (Clavijo) y Adrián Laso (Breogán), aunque hay dos que se estrenarán en esta competición, casos del ‘rookie’ estadounidense Spencer Butterfield y del experimentado griego Giorgios Tsiaras.
Los aficionados también deben involucrarse en el nuevo proyecto, algo que no ha ocurrido en las dos últimas temporadas y que, como quedó demostrado en otras campañas, fue fundamental, convirtiéndose prácticamente en el sexto jugador, sobre todo en encuentros con marcadores igualados. La afición debe poner de su parte, pero los jugadores también y mucho, dejándose la piel y sabiendo conectar con los seguidores, ofreciendo espectáculo, que al fin y al cabo es la esencia del deporte de la canasta.
En definitiva, que las cosas pintan bien, a priori, para un conjunto melillense que hoy retornará al trabajo, después de descansar ayer, lo que les habrá venido muy bien a los pupilos de Alcoba para desconectar un poco y recargar las pilas, puesto que los seis primeros días les han resultado duros con triples y dobles sesiones de entrenamiento, habiéndose desarrollado entre la Ciudad del Fútbol, el gimnasio y el parquet del Pabellón Javier Imbroda y la playa de San Lorenzo.
