La semana pasada publiqué un artículo en este medio de comunicación que proponía a la Mesa Interconfesional de Melilla que se manifestase por el genocidio que están sufriendo los musulmanes Roingyas en Birmania. Desde mi perspectiva, creo que deberíamos quitarle argumentos a las personas que justifican la violencia, pero parece ser que en Melilla esta institución solo se manifiesta cuando se matan civiles en atentados que atacan intereses de sociedades culturalmente cristianas.
Todos estamos de acuerdo en que el valor patrimonial de Melilla, por muchos monumentos que haya y curiosidades históricas que tenga nuestra ciudad, es el patrimonio humano. La convivencia entre personas de diferentes culturas y credos tan enemistados en el tiempo, hace de esta ciudad un modelo que si el mundo lo tomase como referencia, las guerras habría que inventárselas con el argumento de un “tebeo”. Sin embargo, esa convivencia debe de estar basada en unos criterios que sean uniformes y proporcionados de forma no arbitraria por ninguna de las partes. Con ello quiero decir que “el pueblo de Melilla debe denunciar las atrocidades y crímenes terroristas, ya sean realizados por una organización terrorista en particular o de un Estado concreto”. Y esta denuncia o condena no debe de ser porque se es de una vertiente política o religiosa concreta, sino porque todos somos seres humanos por encima de cualquier tendencia.
Por lo expuesto anteriormente, creo que no sería válido que salieran los musulmanes a la calle denunciando estos hechos, ni que los cristianos los denunciasen en la puerta de una iglesia como los sumos promotores de la paz…El Islam es paz en sí mismo, el Cristianismo es paz en sí mismo, así como los valores hebraicos e hindúes son paz en sí mismos. Todas las religiones son pacíficas salvo las escisiones heréticas que dimanan de ellas. Y esto es una realidad que todos sabemos…Llevamos muchos muertos a nuestras espaldas; ya no somos niños en esto. No podemos serlo.
La masacre, el descuartizamiento, el canibalismo; ya que la carne de estos devotos se vende en los mercados birmanos, el hecho de quemarlos vivos a ellos y quemar también sus hogares no puede quedar sin denuncia por una mesa Interconfesional. Y hay que hacerlo con un manifiesto por cada representante de cada credo y en la Plaza que nos une, o que al menos tiene ese significado…a la vera del monumento de las Cuatro Culturas.
Según mi opinión, no puede existir otro lugar más imparcial ni más apropiado. Porque esto no es religión, señores…A ver si nos enteramos…Esto es un manifiesto interreligioso, no en prode la religión, sino en pro de la humanidad, se crea o no se crea. A mí personalmente me importa lo que a un águila una zanahoria si las víctimas de Barcelona pertenecían a las cuatro religiones que se practican en Melilla. Si fueran ateos, un hombre que cree en Dios debe de manifestarse igual.
Lo importante ahora es esa denuncia…Entre otras cosas porque imaginémonos que dentro de un mes hay otro atentado en otra ciudad de España por un grupo terrorista neo-nacionalista catalán o takfiri o qué se yo…¿Qué valor tendría entonces una manifestación de la Mesa Interconfesional por la paz, si pasamos por alto un genocidio parecido al que sufrió el pueblo judío en la Alemania de Hitler?…
