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La perspectiva de Nezar

No me gusta a dónde vamos

Tras los atentados ocurridos en Francia la pasada noche de viernes, y precisamente precediendo a un fin de semana, he tenido la oportunidad de hablar con muchos amigos y la verdad es que creo que merece la pena escribir este artículo, porque la sorpresa que me he llevado con la cantidad de especulaciones escuchadas ha sido cuanto menos “impresionante”.

Todo el mundo rechaza los atentados, sean mis colegas tertulianos de la religión que sean, que gracias a Dios en este bendita ciudad los tengo musulmanes, cristianos, judíos e hindúes. Sin embargo, hay personas que justifican lo ocurrido en Francia debido a los bombardeos que el gobierno de este país ha llevado a cabo en la mayor parte de las áreas de sus ex colonias, siempre que ha aparecido un movimiento que a los galos no les ha gustado. Concretamente, Mali, Burkina Fasso, El Chad y en estos últimos meses, Siria.

Otros piensan que es imposible que musulmanes que practiquen dogmáticamente esta religión puedan llevar a cabo un acto así, ya que el Islam solo permite una guerra de autodefensa, siempre y cuando esté en peligro la fe, por lo que solo se puede atacar al atacante armado. Se debe luchar en campo abierto, lejos de los núcleos urbanos, para no destruir casas, ni edificios que puedan volver a ser habitados, para no asustar a los niños ni enfermos, ni destruir agentes naturales, como animales, plantas y cultivos. Otros me han dicho que han sido sicarios de procedencia wahabita al servicio de Rusia para minar la moral ciudadana europea y utilizarla para desmembrar la OTAN, que como todos sabemos, lidera Estados Unidos de América.

Otros incluso, fíjense, piensan que al igual que los americanos destruyeron el 11-S las torres gemelas y atacaron su propio pentágono, para tener la aprobación del pueblo a la hora de invadir Irak, dada la baja estimación popular que tuvo el gobierno estadounidense durante el transcurso de la guerra en Vietnam. Y otros, que ha sido el propio gobierno francés quien ha organizado este desaguisado para tener el apoyo ciudadano en su interés por ser un país puntero en la OTAN y atacar Siria con más soltura y apoyo.

Otra especulación , y ya no sigo, aunque hay al menos cinco o seis argumentos más, que han sido los EE.UU. quienes lo han hecho para no ser ellos quienes vayan directamente a Siria y puedan tener un enfrentamiento operativo frente a Rusia. El oficial coincide con el de la mayoría de mis amigos y supongo que también lo será de mis lectores: Ha sido el DAESH a causa de la intervención francesa en su suelo y por la actuación para impedir que ISIL pueda establecer un Estado Wahabita en Siria y el Norte de Irak. Por lo que hasta que no cesen las intervenciones militares francesas o de cualquier otra nación, éstos seguirán cometiendo atentados en las naciones que les ataquen… Así lo han comunicado, o al menos, esa es la versión ofialista y normativa de los hechos.

El problema y sobre todo la tristeza para mí, no son los atentados y la masacre en sí misma. El problema esencial es que escuchar estas opiniones en donde la imaginación todo lo soporta, nos da una imagen de la situación en la que estamos. Este hecho me casi me confirma que ya no hay moral cívica y ello da lugar a que podemos pensar todo de todos. Ya no pensamos en si el vecino tiene razón, ya al no tener un código moral al que ajustarnos, hemos perdido el juicio sobre nosotros mismos. Ahora ya no creemos en la justicia sino en el “gusto”.

A mí no me gustan los negros, pues como no me gustan y en ese hospital de la Seguridad Social se atienden a muchos negros, pongo una bomba en el hospital ; tal y como pasó en los EE.UU. Que no me gustan los alumnos ni los profesores, pues no me cambio de cole, cojo una pistola, voy a clase y me llevo por delante al profe que no me gusta y a los alumnos que no me caen bien también… -Que se hubieran portado mejor-.

Que soy noruego y no me gusta España, pues a los noruegos que vengan a España los elimino y quienes vengan que se lo piensen dos veces. Que soy Sunnita Wahabita, pues me meto en una mezquita a la que van mucho los chiitas que no me gustan y me inmolo, mato a noventa devotos y por lo menos muero agustito. Que no me gustan los sufíes, pues me meto en un mausin y me inmolo dentro de una zawiya y me llevo a cuarenta y siete devotos que no me caen bien. Que no me gustan los comunistas… guerra con los comunistas en Vietnam y viva el Napalm, cuantos más civiles rojos muertos mejor. Que no me gustan los judíos, ¡No faltaba más! Los extermino porque su raza es inferior. ¡Que los budistas, capitalistasy camboyanos no me gustan, pues los yenes rojos, no dejan un ser viviente encima de la tierra de ambos países y a los cubamos por ser castristas, ni se les compra ni se les vende un grano de maíz… Dentro de poco, los objetivos terroristas ya no serán las patrullas militares y policiales, las fábricas, los políticos. Serán las iglesias, sinagogas y mezquitas, los pubs que toquen música que no les guste o las citas deportivas de deportes que no les gusten.

Yo creo, en mi opinión, que ha sido DAESH y eso que soy converso al Islam y conozco la fe lo suficiente como para saber que estos actos no son obra de musulmanes, pero cuando el Corán nos dice “Que el odio no os impida ser justos y bondadosos” comprendo perfectamente las palabras del Evangelio cuando Jesús dice “Yo he vencido al mundo”: Por mucho que las cosas de este mundo le puedan hacer sufrir, por muy maltratado que sea, Él no dejará nunca de comportarse y cumplir con lo que la fe le manda y después de sufrir la opresión de los suyos, fue cuando dijo estas palabras.

Con ello me refiero a que no es lo mismo los actos de un musulmán o cristiano o de cualquier otra confesión que los actos de un musulmán cuando su odio ha vencido a su fe y ese es el fenómeno de lo que sucede aquí. Un fenómeno al que hemos llegado por ser letales respondiendo a la conclusión de eliminar sistemáticamente aquello que no nos gusta…
Ahora y en estas circunstancias, ya dan igual las opiniones o la validez y autenticidad de las mismas, da igual lo que pensemos o no, que lo haya hecho el DAESH o el lotero que tengo de vecino en un viaje astral vía París. ¿De qué sirve votar, si solo veo a una masa ingente de población que ayer disfrutaba de las noches otoñales de la capital francesa, conocida como “La Ciudad de la Luz” y hoy corre despavorida y aterrorizada en tropel porque ha explotado una bombilla? El hombre hace tiempo que ha cambiado sus reflexiones metafísicas existenciales: ya no importa de dónde venimos, sino adónde vamos.

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