Hace unos días, tres encantadoras jóvenes, sedientas por hacer la oposición a una bolsa de trabajo. Decían hablando entre ellas, a la vez que tomaban té y café, que no se explicaban que se hubiese pedido, en el tests o examen, tanto de prácticas y que además el examen o formulario a rellenar, no fuese codificado, sino que con nombres y apellidos. Lo cual, cuando salen a la Península, esto no se hace, te dan un código y el valorador no sabe quién puede ser la persona valorada o examinada. Si conocida o no la persona e incluso que es étnicamente, desconocida. Por lo que, comentaban, que ésta practica melillense se daba de bruces con la lógica de la transparencia.
En vista de lo escuchado, se podría suponer que, hace falta una acción eugenesica de la forma aplicada, hasta llegar a la pureza e la regla y presentarla como axioma de la verdad transparente y lógica aplicada. Haya o no posibilidad de intencionalidad.
Socialmente, sería la confianza personal del examinado o concurrente, no dando suspicacias como la expuesta aquí, con su razón de ser, dado que aquí existe una cierta perspicacia en asuntos donde lo racial es lo conviviente.
Aunque sea ésta opinión, uno de los múltiples "escuchos" de cafetería. No estaría de más corregir la forma, por ser la bolsa de trabajo, nacional.
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