Niegan que se respeten los derechos humanos en la frontera de Melilla con Marruecos

En un café filosófico en Melilla, los participantes discutieron sobre los derechos humanos en la frontera con Marruecos, cuestionando la legalidad y ética de las devoluciones en caliente y el aumento de las concertinas, enfatizando la desigualdad en el trato a migrantes.
coloquio frontera

Esta ha sido una de las principales conclusiones que se han extraído en un café filosófico organizado por el profesorado del IES Juan Antonio Fernández y que se ha celebrado en el Conservatorio Profesional de Música de Melilla

 

El Conservatorio Profesional de Música de Melilla ha acogido este jueves por la tarde un café filosófico titulado ‘Melilla en perspectiva: filosofía de las fronteras’, en las que han participado varios ciudadanos que han negado que se respeten los derechos humanos en la frontera que separa la ciudad autónoma con Marruecos.

Una de las principales razones que se han esgrimido para argumentar dicha afirmación destaca la aplicación de las denominadas devoluciones en caliente que se han producido en los últimos saltos a la valla de Melilla con Marruecos.

No obstante, la legalidad o no de las devoluciones en caliente ha sido la cuestión que ha generado un mayor debate entre los participantes del coloquio organizado por el IES Juan Antonio Fernández.

En este sentido, uno de ellos ha puesto el foco en sí esas devoluciones en caliente “son éticas o no”.

“Devolver en caliente priva de la opción de poder solicitar asilo y le estás negando la entrada a alguien que está buscando un nuevo futuro”, ha argumentado otro participante en el coloquio.

Por ello, consideran válida la frase de Zineb que reza ‘No son derechos humanos, son derechos europeos’.“Cuando eres europeo tienes unos ciertos privilegios. Y las devoluciones en caliente pueden joder los años de trayecto migratorio de X personas que han intentado pasar y no les han dejado siquiera la opción de pedir asilo”, han esgrimido.

Concertinas

Durante el debate ha surgido la cuestión de las concertinas en la valla que separa la ciudad autónoma del país magrebí, aseverando que estas no solo no se han eliminado tal y como prometió el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, sino que se han desplazado “tres metros más para allá, al otro lado” de la frontera.

“Hacemos que sean otros los guardianes. Europa respeta los derechos humanos, pero, por otra parte, paga a alguien para que se encargue de esta labor sucia”, han concluido.

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