Pero sobre todo en Navidad, es cuando los sones musicales adquieren un notable protagonismo y un gran respaldo de público hasta el punto que en este período la balanza supera con creces a las representaciones del arte de Talía, que en estos días de Navidad se relega a algunas representaciones infantiles y poco más mientras que los conciertos de contenido navideño inundan locales, centros escolares, universitarios, de mayores, asociaciones, clubes, iglesias y hasta las céntricas plazas melillenses resultan insuficientes para dar cabida a los villancicos procedentes de todo tipo de agrupaciones musicales Qué sería de la Navidad sin la música. Eso deben pensar más de un melillense a tenor de las ingentes manifestaciones musicales que se multiplican durante estas jornadas previas a la celebración de las fiestas más extendidas del calendario cristiano.
En varias ocasiones se han originado debates sobre las preferencias culturales de los melillenses y las dudas han girado sobre dos o tres disciplinas artísticas entre las que se encuentran el teatro, la pintura y la música. Y cierto es que los aficionados locales al arte de Talía ocupan un lugar preminente. De hecho, la respuesta a las obras teatrales de los más variados contenidos que a lo largo del año ofrece la Consejería de Cultura en el Kursaal es, invariablemente, del más alto respaldo público. El templo cultural melillense cuenta con un aforo de 766 localidades, divididas en tres zonas, patio de butacas, plateas y anfiteatro y con una sala de ensayos con capacidad para 100 personas, que se utiliza como espacio multifuncional para la realización de actividades culturales y/o sociales. Pues bien, esa capacidad se desborda en ocasiones ante espectáculos que llegan ya precedidos de una exitosa aureola sobre las tablas de escenarios peninsulares y en otros casos roza su límite o hay que colgar el siempre apetecible, para empresarios y artistas, cartel de “no hay entradas”. Todo esto sitúa al teatro en el máximo nivel de preferencia local, que además se respalda con la existencia en la propia ciudad de grupos teatrales como Tallaví, Concord, Arrabal, Bombalurina o Mirrolde a las que también se sumó "V Recinto", creada por Francisco Casaña, además de otras muchas asociaciones teatrales en centros educativos o sociales.
Y aunque aún no se han hecho públicos los datos sobre el número de espectadores que han disfrutado de los espectáculos ofrecidos en el Teatro Kursaal a lo largo de 2016, todo hace pensar que será cercano al de anualidades anteriores, es decir, en torno a las 40.000 personas, que acudieron en 2015 a casi un centenar de eventos encabezados por el teatro y seguidos por la música que da luego paso a actividades variadas como la danza o a la panorámica cinematográfica a través de la Semana de Cine.
El Kursaal abrió sus puertas en 2016, en concreto el 3 de enero con un concierto a cargo de "The London Community Gospel Choir" ya que la Consejería de Cultura está alentando también en gran medida la música. Pero sobre todo en las fechas navideñas, es cuando los sones adquieren un notable protagonismo y un gran respaldo de público hasta el punto que en este período la balanza supera con creces a las representaciones del arte de Talía, que en estos días de Navidad se relega a algunas representaciones infantiles y poco más mientras que los conciertos de contenido navideño inundan locales, centros escolares, universitarios, de mayores, asociaciones, clubes, iglesias y hasta las céntricas plazas melillenses resultan insuficientes para dar cabida a los villancicos procedentes de todo tipo de agrupaciones musicales.
De continuar esta progresión habrá que preguntar a los melillenses: ¿teatro o música? Mejor ambas, y siempre, la Cultura.
