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Multitudinaria fiesta para celebrar el centenario de “Carmelo Martínez Rodríguez, S.L.”

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La empresa «Carmelo Martínez Rodríguez, S.L.» celebró anoche, con una cena multitudinaria, sus cien años de historia. Todo un éxito si tenemos en cuenta primero la dificultad de que una empresa dure tantos años y además en una ciudad como Melilla. El acto contó con las principales autoridades de la Ciudad Autónoma, entre ellos el presidente Juan José Imbroda y el delegado del Gobierno Abdelmalik El Barkani. El evento también contó con importantes personalidades de la vida económica, social y cultural de la ciudad. El Editor de MELILLA HOY, Enrique Bohórquez López-Dóriga, acudió a la celebración.

José Luis Martínez, Director general del grupo Carmelo Martínez Rodríguez S.L., hizo una reseña histórica de «Carmelo Martínez Rodríguez, S.L. y su Grupo de Empresas». Así contó «nuestro abuelo, D. Carmelo Martínez Rodríguez del que orgullosamente mantenemos su nombre en la empresa, llegó a Melilla – a principios del siglo XX- procedente de Purullena (Granada) a buscarse la vida, como se dice vulgarmente, y su espíritu emprendedor le llevó a comenzar una actividad empresarial». El empresario explicó que sus comienzos fueron como Agente Comercial y viendo que los clientes necesitaban otros servicios empezó a realizar transportes. Primero, se hizo con carromatos de mulas para transportar desde el muelle hasta los almacenes de sus clientes y, poco a poco, se introdujo en el sector marítimo convirtiéndose en consignatario de buques cuando el Puerto de Melilla -por las circunstancias sociopolíticas de la época- conforme fueron creciendo sus muelles se convirtió en el pulmón económico de la zona del Protectorado. Asimismo, subrayó que poco a poco, año tras año, fueron creciendo sus contactos y alianzas con navieros españoles que usaban paquebotes, motoveleros de pequeño tonelaje y que, posteriormente, se convirtieron en buques mercantes mixtos (carga y pasaje) con mercancía a granel. En este sentido, admitió que «las tareas de descarga de esos buques eran muy distintas a la que conocemos actualmente…». José Luis Martínez indicó que también «se trabajó y mucho» con la Compañía Española Minas del Rif atendiendo los barcos que atracaban en el antiguo Cargadero de Mineral. Contratiempos salvados Por otro lado, detalló que a finales de los años 40, «nuestro padre D. José Luis Martínez Canovaca, tras cursar sus estudios de Peritaje Mercantil y aprender francés, se incorporó al negocio familiar aportando su gran capacidad de trabajo y los contactos con los importadores y exportadores de la zona colindante a Melilla». Todas esas mercancías -antes de construirse el Puerto de Beni-Enzar a finales de los 70- entraban y salían por Melilla: cítricos, plomo, hierro, bentonita, carga general… Sus estrechas y continuas relaciones con navieras y empresas francesas le supuso el nombramiento de Agente Consular de Francia en Melilla. En el año 1968, tras el paso por la Escuela Oficial obtuvo el título de Agente de Aduanas, incorporando esta actividad al negocio familiar. José Luis Martínez subrayó que «por desgracia, tuvo que sufrir las consecuencias de dos grandes «revoluciones»: la aparición de la carga rodante en los tráficos desde Península que acabó con el cabotaje desde Málaga y Levante y la construcción del vecino Puerto que terminó con los graneles desde y hacia Marruecos. La base de nuestro negocio se vino abajo. Desapareció». Sin embargo, admitió que el muelle no ha sido el único negocio de la familia Martínez… «Fuimos pioneros en el resurgir de la promoción inmobiliaria en Melilla edificando, a principios de los 80, con Copromesa, los cuatro primeros edificios altos del nuevo Paseo Marítimo Antares y Andromeda, y en la calle Mar Chica del Barrio del Real y en Avda. Aizpuru». Años más tarde, con Promelilla construyeron los Edificios Marítimo Uno y Marítimo Dos y el Edificio Géminis en el Real y una promoción de adosados en Marina de Casares. Y otra en las Lomas de Puente Romano en Marbella a través de Blue Gardens Invest, S.A. Asimismo, explicó que su hermano Carmelo Martínez Lázaro participó directamente en los comienzos de esta actividad de promotora. Antes, también estuvo trabajando en el Muelle en los años de los barcos de naranjas y del cemento. «Hoy, de casta le viene, con la ayuda de su mujer Juli y su hijo Carmelo, tiene su propia empresa, con una plantilla estable de unas 150 personas, y es una de las marcas más emblemáticas en el campo de servicios de la Ciudad de Melilla». De igual modo, resaltó que en estos últimos casi 30 años, han seguido trabajando muy duro y han tenido la suerte de «conseguir adaptarnos a los nuevos tiempos y superar el desplome sufrido en el muelle en los años 80». En 1998 lograron convencer a la más grande naviera portacontenedores del mundo que confiase en ellos, y en Melilla, y hace poco celebraron los 25 años de la «conexión de Melilla con el mundo» gracias a MAERSK LINE «de lo que nos sentimos muy orgullosos». Salto a la Península Como nueva etapa en su aventura empresarial, a finales del siglo XX, iniciaron la expansión de sus actividades logísticas fuera de Melilla. Cruzaron el Estrecho y se asociaron con los hermanos Nieves para en 1989 abrir la agencia de Aduanas Niemar al frente de la cual estaba su hermano Juan Antonio Martínez Lázaro, recién obtenido su Título en la escuela Oficial. Actualmente es el Presidente de la Asociación de Transitarios y representantes aduaneros ATEIA Málaga. Pero fueron más emprendedores y en 1997 crearon una nueva empresa Total Logistic Services, S.L. con sede social en Melilla y con una primera Delegación en Málaga, para empezar en solitario la actividad de carga fraccionada desde Península. También abrieron ese negocio en Algeciras con una nueva actividad como transitarios internacionales y con almacenes aduaneros. Dos años más tarde, en 1999, montaron una oficina en Almería para gestionar los tráficos de cítricos en camiones frigoríficos desde Marruecos e intentar manejar las exportaciones hortofrutícolas desde Almería a Norte de Europa en contenedor «refeer». «No lo conseguimos. Ni nosotros ni nadie…. Aún hoy, siguen saliendo en camiones y tiramos la toalla… De esa época de mal recuerdo y resultado, sólo nos trajimos buenos amigos. Lo cual, es mucho» admitió. En Cádiz, en el 2003, abrieron una delegación para realizar consignaciones de buques y tareas complementarias a la estiba en los barcos de graneles. Años más tarde, consiguieron varios contratos con Navantia llegando a tener una plantilla de casi 40 personas dedicados a esta empresa entre ingenieros y especialistas para hacerse cargo del control de calidad de todos los productos que entraban en las factorías de San Fernando y Puerto Real, desde un simple tornillo hasta el equipo más sofisticado. Por último, en 2006, abrieron Delegación en Sevilla, para actuar en los tráficos de cargas completas hacia Canarias y, sobre todo, como oficina comercial del grupo.

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Mustafa Hamed

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