Desde hace ya muchos años, el deporte melillense, bajo mi modesta opinión, está en deuda con una persona que ha sido pionera en la creación y gestión en muchos aspectos del deporte en nuestra ciudad, aunque me consta que la Asociación de la Prensa Deportiva de Melilla le entregará el Premio Leyenda Deportiva en la próxima Gran Gala del Deporte, que alcanza ya su vigesimosexta edición. De igual modo, la APDM le concedió un reconocimiento especial en la VI Gala del Deporte. Esta persona fue capaz de aglutinar varias disciplinas deportivas en un mismo club, cuando el deporte melillense no gozaba de las actuales subvenciones y los clubes subsistían a base de esfuerzo, y sobre todo, ilusión por parte de todos los integrantes (directivos, jugadores, aficionados…). Después de su carrera en el mundo del futbol como jugador, entrenador y directivo, tuvo las ganas y la idea de crear un club de balonmano con aspiraciones de ascenso y conseguirlo, y de este modo, colocó a este deporte en la máxima categoría hasta el momento. Así fue como Don Antonio Potous García hizo historia y entró a formar parte del deporte de nuestra ciudad como pocas personas lo han hecho.
Fue a principios de los años ochenta cuando se puso en contacto con Jesús Moreno Belmonte (Chus Moreno), que era jugador, pero a la vez hacia las funciones de gestor y presidente del C.B. Sanyo para intentar hacer un equipo competitivo con garantías de ascenso, y así nació el Renault Melilla.
Eran tiempos en los que el balonmano se codeaba con el fútbol para ser el primer deporte de la ciudad. El Renault Melilla fue capaz de ilusionar y llenar de aficionados el mítico Pabellón Municipal Lázaro Fernández, primero en las fases de ascensos y después todas las mañanas de domingos y tardes de sábados durante varias temporadas.
Más tarde, Potous, junto con su grupo de colaboradores, formaron un club todavía más amplio, el C. B. Melilla, que abarcaba las disciplinas de baloncesto masculino en dos categorías, baloncesto femenino, baloncesto en silla de ruedas y el germen fundamental: “el balonmano”.
Entonces, la ilusión por parte de los jugadores y los directivos primaba por encima de todo. El comportamiento de estos jugadores amateurs era como el de auténticos profesionales, aunque los diferentes equipos solo contaran con un par de refuerzos foráneos, que sí lo eran realmente.
En el balonmano disfrutamos de jugadores como Basic Mehmed y Bladimir Kariuj, primeros yugoslavos que hicieron grande nuestro deporte en Melilla, le siguieron LakiSlovojub y ZoranIovanovich, que junto con algún que otro fichaje y el resto de jugadores locales vivimos esos momentos maravillosos del balonmano.
En esta misma época, gracias también a Antonio Potous, tuvimos la suerte de viajar y competir en la antigua Yugoslavia, en diciembre de 1987, un viaje inolvidable para todos los que tuvimos la suerte de experimentarlo.
Fueron tiempos que marcaron nuestra vida en muchos aspectos y debemos estar siempre agradecidos al que fue el creador e ideólogo de este proyecto que fue y forma parte muy importante del deporte melillense. Antonio Potous se ganó el respeto y sobre todo el cariño de todos los que nos sentimos orgullosos de haber pertenecido a su club, nuestro club, en las diferentes facetas.
Dice el refrán: “Es de bien nacido ser agradecido”, pues desde aquí doy mi agradecimiento público a una de las personas más relevantes dentro del deporte de nuestra ciudad y una parte más que importante en el balonmano melillense.
Muchas gracias, Presi.