Permítanme mis queridos lectores y todos aquellos que tengan algo que ver con la Sanidad de nuestra querida tierra, las consideraciones que voy a hacer sobre tan importante tema. A sabiendas que puedo estar equivocado y si fuera así, me disculparía públicamente. La Sanidad forma parte de unos de los bienes irrenunciables de los derechos humanos y por tanto ni la podemos obviar, ni aparcar, ni ignorar, porque estaríamos olvidándonos del principio: Ser, para crecer, para vivir y para morir.
Que de la Sanidad pública se ha hecho un negocio electoral, ¡Sin ninguna duda!, como tambien se negocia con Viviendas, con Inmigración, con Enseñanza, con todo lo que cabe en la ley de la oferta y la demanda. Y gracias a las negociaciones se ha conseguido progreso y es justo reconocerlo y potenciarlas, pero nunca debemos admitir y consentir que bajo fórmulas biensonantes se engañe a los ciudadanos que confían en sus dirigentes. Se puede atender a diez con cinco, paro nunca a cien con diez, es evidente, porque en algún lado aparecerá la falta.
Y esto no es una crítica ácida, ni acusatoria. Es una reflexión constructiva para evitar males mayores. Melilla se nos desangra por muchas arterias y una de ellas es la Aorta Sanitaria y lo sabemos todos, y al decir todos, es todos: Profesionales de la Sanidad y Profesionales de la Política. DE TODOS LOS PARTIDOS POLïTICOS del suelo patrio y lo digo con conocimiento de causa. No Culpemos a Pepito, Juanito, Antoñito, Mohamedito y demás itos con o sin representación en el gobierno de una pequeña gran ciudad y no culpemos tampoco a aquellos que dependen directamente de la Casa Madre que es Madrid: ellos cumplen órdenes, y todos quieren seguir.
Hace unos meses dije que Nuestra Ciudad precisa de un Pacto de Estado y lo vuelvo a reiterar porque de la unión nace la fuerza. Melilla se nos va de las manos, a poquito a poco, cada día una mijita más.
¿Cuál será el nuevo problema por venir?. Uno a estas edades de la vida y visto lo visto y lo que ha de ver, piensa recelosamente si no será otra "marcha de la tortuga o del aburrimiento" para ir pensando, cada cual, en tomar decisiones que pasen por abandonar nuestra querida Melilla, porque la seguridad física, administrativa y vecinal no parecen estar garantizadas. Y seamos claros. Esto NOS COMPETE A TODOS. Analicémoslo, porque el melillense de a pie demanda respuestas coherentes y no cantos de sirenas.
Con mis más sinceras gracias.