
Un total de 234 personas perdieron la vida en incendios y explosiones durante 2024, un 6% menos que la cifra ‘récord’ de 2023, cuando se registraron un total de 249 víctimas mortales en estas situaciones.
Esta es la principal conclusión del informe ‘Víctimas de Incendios y Explosiones en España 2024’, presentado por Fundación Mapfre y la Asociación Profesional de Técnicos de Bomberos (APTB), en el que también aparece reflejado que ninguno de los decesos tuvo lugar en las ciudades autónomas de Melilla y Ceuta.
Según la investigación, la mayoría de las víctimas se produjeron en viviendas, de noche y en el salón. En concreto, el 74% de los fallecidos se registraron en este primer grupo; el 36,6% en el segundo –fallecidos entre las 20.00 y las 8.00 horas–; y el 35,5%, en el tercero. Además, ha añadido que el porcentaje de víctimas mortales en viviendas de edificios plurifamiliares superó en más de 15 puntos a las registradas en unifamiliares (57,6% frente a 42,4%).
Asimismo, ha revelado que el riesgo de morir en un incendio fue casi cinco veces mayor entre quienes vivían solos que entre quienes compartían su vivienda y que los meses donde se registraron más víctimas mortales fueron los más fríos, diciembre y febrero, con 31 y 22 fallecidos respectivamente. Los mayores de 64 años representaron el 45,9% de las víctimas mortales totales.
El estudio ha detallado que la causa principal de estos incendios fue de tipo eléctrico –lo que causó el 41,9% de los fallecimientos–, seguida de los aparatos o sistemas productores de calor –20,4% de las muertes–y el hábito de fumar, que causó el 14% de las víctimas mortales por fuegos en líneas generales estuvieron provocados por descuidos al fumar en el sofá o la cama.
Asimismo, ha incidido en que el principal motivo de los fallecimientos sigue siendo la intoxicación por humo o gases tóxicos (69,3% de las muertes); seguida de quemaduras (23,5%), traumatismos (3,4%) y afección cardiaca (1,7%).
Por comunidades autónomas, Andalucía registró el mayor número de víctimas mortales totales por incendios, con 57 fallecidos, lo que supone casi una cuarta parte del total nacional (24,4%). Le siguen la Comunidad Valenciana y Aragón, con 43 y 23 fallecidos respectivamente.
Sin embargo, por índice de fallecimientos por millón de habitantes, Aragón es la comunidad más afectada, con 17,02, seguida de La Rioja, con 9,25, y la Comunidad Valenciana, con 8,08. Únicamente Melilla y Ceuta no registraron ningún fallecimiento en 2024.
Al analizar únicamente los fallecidos por incendios en viviendas, Andalucía vuelve a situarse a la cabeza en 2024, con 47 víctimas mortales, seguida de la Comunidad Valenciana, con 33, y de la Comunidad de Madrid, con 12. Por índice de fallecimientos por millón de habitantes, La Rioja registra la cifra más alta, con 9,25.
Aún así, España se mantiene entre los países europeos con mejores cifras. De esta manera, la investigación apunta a que la media de fallecidos en España ha sido de 4,37 por millón de habitantes, «una cifra que refleja una situación relativamente favorable, aunque todavía con margen de mejora».
En comparación, España obtiene un resultado ligeramente inferior al de Portugal (4,5) y Alemania (4,6), pero supera a Francia (4,3). Países como Suiza (2) y Países Bajos (1,6) muestran resultados aún más destacados.
Detectores de humo y prevención
Fundación Mapfre y APTB consideran que la instalación de un detector de humo es necesaria en todos los hogares para luchar contra incendios y prioritario en los de personas vulnerables. Además, consideran que los rociadores son fundamentales, sobre todo en edificios como las residencias.
El nuevo Código Técnico de la Edificación (CTE) incorpora la instalación de detectores de humo de forma obligatoria en viviendas de nueva construcción. La norma está en pleno periodo de alegaciones y que entraría en vigor a lo largo de 2026.
Este texto también recomienda reforzar la investigación sobre sus causas, avanzar en la aprobación de la Ley de Coordinación de Servicios de Emergencias o prestar mayor atención a la protección contra incendios en ámbitos relacionados con la transición energética.
A su vez, aconseja evitar las sobrecargas eléctricas, especialmente por el aumento de dispositivos conectados en los hogares, y extremar la precaución con estufas de leña, braseros y materiales que facilitan la propagación del fuego.
Asimismo, también considera importante revisar el uso de mobiliario, iluminación y elementos combustibles en balcones y terrazas, ya que pueden aumentar la carga de fuego en las fachadas. De igual modo, recuerda la necesidad de realizar revisiones periódicas de las instalaciones eléctricas, que las comunidades de vecinos conozcan las características de sus edificios y que las inspecciones técnicas relacionadas con la protección contra incendios incluyan análisis de protección pasiva.
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