El salón de actos de la Consejería de Cultura acogió ayer por el mediodía un emotivo acto de homenaje a los cerca de 3.000 gitanos que fueron asesinados en el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau el 2 de agosto de 1944, un hecho conocido como ‘Samudaripen’.
«El horror de este asesinato masivo representa solo una pequeña parte del proceso de exterminio del pueblo gitano que supuso la muerte de cientos de miles de personas», afirmó Amara Montoya, del Instituto de Cultura Gitana, quien destacó también ‘La Gran Redada’, el otro trágico episodio de antigitanismo acaecido en 1749 que fue autorizado por el rey Fernando VI y organizado por el Marqués de la Ensenada con el que quisieron exterminar biológicamente al pueblo gitano en España.
«Este memorial, además de honrar el recuerdo de todas las víctimas, aboga por la protección de los derechos fundamentales de todo ser humano para impedir que sucesos como aquellos no se vuelvan a repetir», proclamó, añadiendo que «insta al compromiso social e institucional de estar alerta, prevenir y combatir cualquier expresión de racismo y xenofobia, discriminación y estigmatización de la comunidad gitana».
Ofrenda floral
Durante el acto se realizó una ofrenda floral en recuerdo de todas las mujeres gitanas que fueron maltratadas durante el régimen nazi, por todos los padres, madres y niños gitanos asesinados, por los que no eran gitanos que sufrieron discriminación y defendieron a los gitanos, por todos los gitanos del mundo, y por todas las autoridades que ayudan al pueblo gitano para conseguir la igualdad.
El himno del pueblo gitano ‘Gelem Gelem’ (Anduve, anduve) y la canción ‘Libre como el aire’, de Juan Peña ‘El Lebrijano’, imprimieron más emoción al acto.