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Melilla no se merece esto

Los transportes son nuestro talón de Aquiles y necesitamos que funcionen como un reloj suizo, como requiere una ciudad alejada del resto del país. En la práctica somos una isla y el barco y el avión son nuestras carreteras y esta reivindicación sobre los transportes no sólo es lógica, sino también justa. No debería ser únicamente una preocupación de los melillenses y sus representantes, sino también, y sobre todo, del Gobierno de España, que invierte mucho dinero público, millones y millones de euros, en hacer posible esa conectividad.


Desgraciadamente, no podemos decir que eso esté ocurriendo. Todo el mundo es consciente de que no estamos atravesando nuestro mejor momento en cuanto a los transportes se refiere y eso es algo que hay que arreglar de manera inmediata, urgente, prioritaria. No valen los mensajes de comprensión, como hizo el lunes Gloria Rojas ni, mucho menos los golpes de pecho de su partido por boca de Yeray Díaz, hablando de lo que se ha hecho desde el Gobierno por los transportes de Melilla. Estuvo totalmente desafortunado y fuera de lugar. Si no nos cree Yeray Díaz, lo tiene muy fácil: en vez de leer su mensaje desde un atril ante las cámaras, hágalo en uno de los aeropuertos donde cientos de melillenses se quedan tirados cada vez que hay nubes bajas, como sucedió el pasado fin de semana. No se atrevería ni a acercarse a dar los buenos días.


Porque, aunque es comprensible que la meteorología mande en la operatividad de un barco o un avión, nadie entiende que a estas alturas, con tanta tecnología como existe, nos quedemos, literalmente, incomunicados por unas nubes bajas. Nubes que, por cierto, el domingo también había y que no impidieron que aterrizaran y salieran los aviones. Y, sobre todo, cuando hace menos de un mes el director del aeropuerto dijo que cambiar el sistema de aproximación requiere una negociación con Marruecos por el uso de su espacio aéreo.


El perjuicio que este problema ocasiona es enorme, y no sólo porque detrás de cada cancelación y retraso de horas en nuestros vuelos hay más de 70 planes personales y familiares frustrados. También porque los vuelos sanitarios dependen de ello. No podemos permitirnos estar durante días con esa incertidumbre. No es justo que los melillenses saquemos un billete por cualquier circunstancia (ocio, vacaciones, eventos familiares, estudios, ir al médico…) y estemos con esa intranquilidad de no saber si podremos o no volar, o si el día de la salida se convertirá en una odisea para olvidar. Menos aún con el precio al que están los billetes. No puede ser.


Lo peor es que no vemos que quienes tienen responsabilidad en que esto ocurra se estén moviendo mucho para evitar que esto suceda. Rojas se lamentaba el otro día de que esto haya pasado en pleno inicio de julio y con la Operación Paso del Estrecho en marcha, lo que tampoco ayudó a la hora de buscar alternativas en el barco. El trabajo de nuestros políticos es anticiparse a estos problemas para evitar que sucedan y, si suceden, actuar de manera rápida. ¿Cómo es que están tan tranquilos sabiendo que en Melilla no hay disponible un billete de barco en más de dos semanas? ¿Cómo se puede permitir eso con un contrato marítimo que cuesta millones de euros a todos los españoles?


He aquí la consecuencia de un mal contrato que nos ha quitado miles de plazas con la pérdida de rotaciones. Melilla no se merece esto, ni políticos que no luchen por lo que realmente necesitamos: unos transportes dignos que no nos fallen.

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