Carta del Editor.MH, 12/3/2025
Enrique Bohórquez López-Dóriga
Dentro de poco terminaré el Tomo III, y último, de mi Historia vívida de un Editor: MELILLA, ESPAÑA, EN PELIGRO, la única historia moderna de Melilla que existe. El Tomo I cubrió el período abril 1985-abril 1999, los primeros 14 años de MELILLA HOY. El Tomo II, dedicado al período 1999-2004, se subtitula “Desde Mustafa Aberchán (Coalición por Melilla) hasta Juan José Imbroda (Unión del Pueblo Melillense). El Tomo III abarcará el largo período que va desde el año 2005 hasta 2024 y el título seguirá siendo el mismo: MELILLA, ESPAÑA, EN PELIGRO.
Peligro, según la RAE, es “la posibilidad de que algo malo ocurra”. En ese sentido, todos los seres vivos estamos en peligro (de muerte, por ejemplo) y también lo están las sociedades de todo tipo, nuestra querida Melilla, incluida
Peligro, según la RAE de la Lengua, es “la posibilidad de que algo malo ocurra”. En ese sentido, todos los seres vivos estamos en peligro (de muerte, por ejemplo) y también lo están las sociedades de todo tipo, la ciudad de Melilla, nuestra querida Melilla, incluida, por supuesto.
No es alarmismo innecesario, sino aviso de riesgos ciertos, cuando periódicos de ámbito nacional, como el ABC, por ejemplo, escriben que militares y diplomáticos alertan del efecto Trump en Ceuta y Melilla, advierten que la buena relación de EE.UU. con Rabat y la mala con Sánchez pueden afectar a las dos ciudades, avisan sobre el rearme de Marruecos y recuerdan que las dos ciudades norteafricanas no están bajo el paraguas de la OTAN, concluyendo que el aumento del gasto en defensa es clave para las dos ciudades españolas.
La mala/nula relación de nuestro Gobierno sanchista -coaligado con los enemigos de España y del Comercio- con Estados Unidos e incluso, como va a ocurrir, con una UE que va a tener que incrementar, sí o sí, el gasto en defensa, a lo que se oponen los comunistas coalicionados con Sánchez y el wokismo
No es alarmismo que ABC, como hizo el lunes pasado en su Editorial, UN RIESGO PARA CEUTA Y MELILLA, sobre el riesgo de que “el socio prioritario de Washington sea Rabat y no Madrid, lo que constituye una amenaza para la posición nacional que Sánchez parece desatender en favor de su batalla política doméstica”.
No es alarmismo innecesario -como sorprendentemente ha declarado nuestro vicepresidente primero, Miguel Marín- que también nuestro colaborador JB, en su página 3 del lunes pasado haya escrito que “las ínfulas de Sánchez (al que Trump parece considerar un mosquito sin importancia), unidas a sus pactos secretos con Rabat, ponen en peligro a Ceuta y Melilla: los actos suelen tener consecuencias.”
Tampoco es alarmismo innecesario que el ex presidente de España y del PP, José María Aznar, haya declarado que “Estados Unidos no ganará nada de una Europa con problemas. Pero Europa no ganará nada intentando definir una política sin o contra los EEUU”.
Asimismo es un riesgo latente y evidente que Melilla, que no está geográficamente en Europa pero sí políticamente, resulte afectada, mucho, por los innegables problemas que padece la Unión Europea -convertida en una sublimación de la burocracia- como la mala/nula relación de nuestro Gobierno sanchista – de coalición con los enemigos de España y del Comercio, “Los enemigos del Comercio”, así tituló su extraordinaria trilogía el genial Antonio Escohotado– con Estados Unidos e incluso, como va a ocurrir, con una UE que va a tener que incrementar, sí o sí, el gasto en defensa, a lo que se oponen los comunistas coalicionados con Sánchez y el wokismo.
El credo oficial de la nueva izquierda
El wokismo, cuyo significado original en el argot afroamericano era «estar despierto» frente al racismo, a partir de la década de 2010 se fue expandiendo a través de las universidades y las plataformas digitales, hasta convertirse en el credo oficial de la nueva izquierda. Antioccidental y antiliberal, es un intento de institucionalizar a través de sus ramificaciones y distintas expresiones una visión particular del mundo (Iñaki Ellakuría, El Mundo, 7/3)
Wokismo y riesgo que se materializan en “Parásitos mentales. Siete ideas progresistas que infectan nuestro pensamiento y sociedad”, un nuevo libro del chileno Axel Kaiser. Los siete parásitos son: Justicia social, Derechos sociales, Neoliberalismo, Estado benefactor, Responsabilidad social corporativa, Diversidad, equidad e inclusión, El buen indígena. Y un epílogo: todos esos parásitos mentales “nos llevan necesariamente a un incremento sostenido del Estado sobre la vida económica y las decisiones libres de las personas, abriendo al mismo tiempo espacios para burocracias gigantescas y subsidios capturados por grupos de interés, mientras se asfixia y destruye progresivamente al sector productivo”.
El wokismo, a partir de la década de 2010, se fue expandiendo a través de las universidades y las plataformas digitales, hasta convertirse en el credo oficial de la nueva izquierda. Antioccidental y antiliberal, es un intento de institucionalizar una visión particular del mundo
Son unas conclusiones muy parecidas a las que llegó el español Jano García en su libro “El siglo del socialismo criminal”, que comenté en una de mis últimas Cartas del Editor. La conclusión de Jano: “el nacionalismo, el fascismo y el comunismo, se apoderaron del ámbito económico, del ámbito social, del militar y, por supuesto, de la educación y los medios de comunicación, cumpliendo sus tres pilares fundamentales: erradicar la libertad individual, la propiedad privada y, por supuesto, la libertad económica”. A eso añadió, para terminar su libro, que “afirmar que el nacionalsocialismo y el fascismo son ideologías surgidas del socialismo es la mayor verdad que se puede decir. Nadie con un mínimo de formación histórica puede tener ningún género de dudas en relación a que las diferentes vertientes ideológicas que fueron responsables de las mayores atrocidades cometidas por el ser humano, provienen del mismo padre: el socialismo”.
