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Melilla es diferente

melillahoy.cibeles.net fotos 1239 Toni Roderick d

Una vez más Melilla se diferencia de la normalidad electoral y política española y este sábado pasado no se pudo constituir la Asamblea de la ciudad.

No creo que las impugnaciones electorales –conociendo las formas y maneras de la justicia española- tengan ningún recorrido y sólo servirán para dilatar gratuitamente un proceso, cargándolo de connotaciones negativas que perjudican, una vez más, la imagen de la ciudad. Eso en el mejor de los casos porque podrían dar gasolina, a pesar de los demandantes, al PP para mejorar sus resultados. Los partidos melillenses continúan comportándose de forma rancia y trasnochada: confrontación, falta de respeto, manipulación, supeditación a oligarcas diversos, abandono de los intereses de los ciudadanos,… La vieja política de la casta política.

No sé quiénes asesoran a los políticos de siempre, pero mientras la democracia radical, la participación ciudadana, no impregne el funcionamiento de los partidos, de manera drástica, continuarán tomándose decisiones erróneas propias de otros tiempos y de otras maneras de hacer política.

Y tienen que entender que las soluciones a este esperpento político melillense pasan por la prevención, más que sobre la queja y la denuncia posterior: si nos hubiéramos preocupado de reglamentar adecuadamente, o de aclarar legalmente, el funcionamiento del voto por correo, ahora no estaríamos todos lamentando las irregularidades cometidas. Aunque a algunos no les interesa porque prefieren el lío, el caos y la confusión.

Y si los partidos políticos tuvieran un funcionamiento transparente y radicalmente democrático (primarias, listas abiertas, transparencia económica,…) la política sería otra cosa diferente, y la percepción de los votantes también.

No habrá solución –ni social, ni económica, ni de futuro- para Melilla ni para sus jóvenes, si sus máximos representantes –los políticos de la ciudad- no cambien radicalmente, no abandones estas formas y maneras viciadas de la vieja política, no den el poder al pueblo de Melilla. Como funcionamos ahora, tendremos lo que tenemos ahora: una vergüenza.

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