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Melilla, entre las incertidumbres y las indefiniciones

Por Francisco Robles

Marie Curie dijo: “Me enseñaron que el camino del progreso no es ni rápido ni fácil”, y es que no hay peor enemigo para el progreso de una ciudad, y de la sociedad que en ella se desarrolla, que las incertidumbres y/o las indefiniciones a lo largo de su etapa vital; tanto unas como otras y de forma aislada o conjunta, suponen graves obstáculos que a veces pueden llevar a fracasos sociales, e incluso pueden ser causa de una sociedad fallida.

Melilla, y con ella los melillenses, lleva demasiado tiempo en este peligroso alambre de doble hilo, y ello tiene una clara vinculación –en mi humilde opinión-, al desarrollo de Marruecos como país independiente; ello en sí mismo no es un hecho negativo -todo lo contrario-, pero al no haberse sabido conjugar los intereses de las partes afectadas –Marruecos y España-, de forma leal y con perspectivas de futuro, han ocasionado un escenario en el que frente a la versión oficial de países hermanos, yo sólo veo que se nos ha puesto cara de primos.
Lamentablemente los hechos que vienen sucediéndose desde 1956 y más acentuadamente desde 1975, muestran claros hitos que apoyan la aseveración anterior; un ejemplo fue el tema de la pesca en Melilla, que fruto de la no renovación del Acuerdo Pesquero Marruecos-España en 1973, supuso la deslocalización de gran parte de la flota pesquera de Melilla, y cuando en 1986 este tema pasó a ser competencia de la Comunidad Europea, ésta para liberarse de las maniobras marroquíes de presión, optó por el pago de la jubilación anticipada de los pescadores que quedaban aquí, como parte de la solución del problema de la flota de bajura. Siempre se ha venido solucionando este tema, con contraprestaciones financieras, técnicas, comerciales y políticas, cada vez mayores para Marruecos.
Con esos antecedentes de ayer, es lógico que el hoy -qué decir del mañana- no se vea claro en Melilla, y cause incertidumbre ente los melillenses, la falta de concreción por parte de la O.T.A.N. del tema de la situación Melilla en dicho organismo, o que sigamos fuera del espacio Schengen y del espacio europeo aduanero común –con las repercusiones económicas de ello-, o que Melilla -junto a Ceuta- sigan siendo la “excepción” o el patito feo en el Estado de las Autonomías, pues hoy por hoy Melilla no es más que un ayuntamiento con algunas competencias añadidas-,
Esas incertidumbres y las indefiniciones que las propician sino las generan, tiene mucho que ver con los que gobiernan a ambos lados de la frontera, y sinceramente, no inspiran confianza en crear el escenario para que aquellas desaparezcan, ni la monarquía gobernante en el país vecino –aunque no creo que nos fuera mejor con una república de corte islamista, única alternativa actualmente-, ni el actual gobierno de Pedro Sánchez en España. Por supuesto que –ante este Marruecos tan poco fiable- más España y más Europa, pero éste debería de haber sido el norte o lema para Melilla y su población desde la instauración de la democracia y/o la entrada de España en la Comunidad Económica Europea.
Melilla, su población y sobre todos sus gobernantes, deberían aplicarse la frase de José Ortega y Gasset “Sólo cabe progresar cuando se piensa en grande, sólo es posible avanzar cuando se mira lejos.”
Sólo así Melilla y su población tendrán un futuro libre de incertidumbres.
N.A.- La apertura de la frontera no ha cubierto las expectativas iniciales en el sentido comercial, al no poder pasar siquiera la mínima mercancía sujeta al régimen del tránsito de viajeros; sin embargo, y al poder pasar hacia MELILLA -con limitaciones- algunas mercancías, se hace daño a la economía local, por lo que se ha hecho un pan con dos tortas.
Tampoco por ahora, debido a las interminables colas, se ha alcanzado -en el sentido social-, el retomar los contactos de familiares y amigos a ambos lados de la frontera. Esperemos a ver cómo evoluciona el tema de los trabajadores trasfronterizos, las contradicciones en las sucesivas instrucciones no ayudan, y si tampoco se logra que sea fluido y ágil, su gestión habrá supuesto un triple fracaso, en este caso del Gobierno de España y de su Delegación en Melilla.

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