En el acto de desagravio, María Piedad Castellano denunció el hostigamiento y la persecución que sufren los cristianos en el mundo: “El martirio es una realidad, bien sea con el encarcelamiento, la tortura, violación e incluso la muerte”
Tras tres años de sequía en los que las túnicas y los capirotes almacenaron polvo el Martes Santo, la luz de los cirios y las velas era inexistente, y la imagen de Nuestro Padre Jesús El Humillado permanecía ‘confinada’ en el templo esperando que en algún momento la tenue luz del atardecer y el repique de campanas anunciaran su regreso, en el día de ayer, el sagrado titular de la Cofradía del Humillado se reencontró con su pueblo, que le dispuso un retorno digno y cálido por el corazón de la ciudad.
Así pues, bastón en mano, con las espinas de aquella maldita corona lacerándole el alma y la mirada alicaída de aquel que ha sido abandonado y traicionado, Nuestro Padre Jesús El Humillado pudo salir de la Parroquia Castrense de la Inmaculada Concepción arropado por numerosos ciudadanos que le acompañaron hasta la tribuna dispuesta en la Avenida Juan Carlos I, donde se dirigió una oración en su honor.
«Martirio»
Previamente al inicio de la procesión, y tal y como manda la tradición, se realizó el acto de desagravio a las puertas del templo.
La encargada de llevar a cabo dicho acto fue María Piedad Castellano, quien, frente a la poderosa imagen del Humillado, lamentó que en la sociedad actual esté “mal visto” que un cristiano confiese abiertamente su fe y amor en Dios, así como “defender la vida del ser humano”.
“Así lo vemos a diario: se persigue y ataca quien defiende la fe cristiana, a quien defiende la vida”, lamentó Castellano.
“Proclamar la verdad, ser instrumento de paz, supone tener la valentía de reconocer las cosas tal y como son, sin engaños ni falsedades, a pesar de las reglas de los que ostentan el poder”, agregó.
De este modo, preguntó “cuántos cristianos han sido masacrados por proclamar la verdad del Evangelio, por decir abiertamente ‘Yo creo en Dios’”. Ella misma encontró la respuesta a su pregunta. “Demasiados”.
“Que los cristianos hemos sido y somos los más perseguidos no es novedad. Tú le dijiste a tus discípulos que serían perseguidos a causa de tu nombre. Y así es: el martirio es una realidad, bien sea con el encarcelamiento, tortura, violación o incluso la muerte. Porque sí, hermanos, en el siglo XXI hay martirio”, reconoció, asegurando que, “lamentablemente, sigue existiendo” el martirio hacia los cristianos.
A modo de resumen, Castellano recalcó que a día de hoy profesar la fe cristiana es “motivo de persecución y de señalamiento de las personas que lo dicen”.
“Jesús Humillado, lleno de inmenso honor hacia nosotros, te ofreciste al padre como víctima expiatoria de los males del mundo. Permítenos que unamos nuestros sufrimientos a los tuyos en desagravio por todas nuestras tibiezas y pecados. Congregados en tu presencia, te mostramos nuestras manos vacías para que tú las llenes de amor y misericordia”, proclamó, adornando el acto de desagravio con una oración de San Francisco de Asís.
Como si de la misma voz del capataz del trono se tratase, una emocionante y sentida saeta entonada por Quico Acedo terminó de ‘engalanar’ a Nuestro Padre Jesús Humillado para que, tres años después, volviera a procesionar por las calles de Melilla en Martes Santo.
Miércoles Santo
Este 5 de abril, Miércoles Santo, le toca el turno a Nuestro Padre Jesús Nazareno y a María Santísima de los Dolores – Lágrimas’, que saldrán de la Plaza de Toros a las 20:15h para ir en procesión.
A las 21:50h entrarán en carrera oficial en la Avenida Juan Carlos I y a las 22:15h se pondrán los sagrados titulares de la Cofradía del Nazareno frente a la tribuna.
Está previsto que se recojan sobre las 00:30h.
REPORTAJE GRÁFICO: JOSÉ MANUEL GINER