La fecha del viernes 27 de mayo de 2016 ya está grabada con letras de oro en los anales deportivos de Melilla. Aquella noche, en el Palacio de los Deportes de Huesca, el Melilla Baloncesto se imponía el Peñas por 86-96 y conseguía el ansiado ascenso a la Liga Endesa o, lo que era lo mismo, a ACB. Fue necesaria una prórroga pero, al final, el sueño se hizo realidad.
Atrás quedaban algunos meses de incertidumbres, jalonados con noches de esplendor que iban subiendo peldaños para conseguir que el baloncesto melillense alcanzara el cénit tantas veces soñado. El ascenso del Melilla Baloncesto no resultó fácil, aunque finalmente un equipo melillense, con un técnico local al frente (Alejandro Alcoba), superaba uno tras otro los obstáculos de las eliminatorias y materializaba el sueño de toda una ciudad.
Lo cierto es que, en los albores de la competición, todo el mundo daba al decano de la LEB Oro como uno de los grandes candidatos al triunfo final. Para ello, la entidad que preside Jaime Auday había confeccionado una plantilla con algunos de los jugadores más destacados, echando la casa por la ventana, pero con la idea fija de hacer realidad el sueño, y a la vez deseo, de toda la ciudad.
Tras una campaña en la que hubo altibajos en principio no previstos, el Melilla Baloncesto consiguió el subcampeonato (solo por detrás del Quesos Cerrato Palencia) y con ello la posibilidad de unos cruces mejores en las eliminatorias.
Con los deberes ya hechos y los nervios más asentados, los choques de los melillenses frente al Cáceres Patrimonio de la Humanidad fueron un camino de rosas con un tres a cero claro, que les dejaba expedito el camino hacia las semifinales frente al Leyma Coruña, un duelo que necesitó de un quinto encuentro. Un partido que los melillenses ganaron por un apretado 88-82, pero que bastaba para el pase a la última y decisiva eliminatoria, en la que se enfrentarían al Peñas de Huesca, que aspiraba a retornar a la máxima categoría del básquet nacional.
Y en los momentos decisivos, como si se hubiera tocado arrebato, las figuras del Melilla Baloncesto emergieron y al final lograron hacer realidad el sueño con un tres a cero definitivo, que rubricaba cual había sido el mejor equipo en las eliminatorias por el ascenso.
Hasta llegar al pitido final, el equipo melillense había jugado 42 partidos (30 de Liga, 11 de play off y 1 de Copa), con 31 victorias (22 en Liga y 9 en play off); once derrotas (8 en la competición liguera, 2 en play off y 1 en Copa), con 3.368 puntos a favor y 3.038 en contra.
OTROS MÉRITOS Y NUEVA TEMPORADA
Pero el jurado de la Asociación de la Prensa Deportiva de Melilla, estudiando a fondo las propuestas de sus asociados, no se ha detenido, solamente, en la consecución del ascenso a la ACB, sino que ha tenido muy en cuenta que el Club Melilla Baloncesto consiguió el subcampeonato en la Copa Princesa de Asturias y el subcampeonato en la Liga LEB Oro, en lo que a la temporada 2015-16 se refiere, mientras que la andadura en la mitad disputada de la actual 2016-2017 también arroja un balance positivo, a pesar de que hasta final de año el decano no hubiera cumplido plenamente los objetivos.
Las lesiones de varios de los hombres claves, unido al despertar de algunos equipos que venían a demostrar la igualdad existente en el campeonato, motivaron el que los melillenses debieran esperar a hacer plenamente los deberes en la segunda parte de la primera vuelta. Unos contratiempos que se comenzaron a solventar en el último mes de 2016 enderezando el rumbo.
Todos estos méritos, puestos en el platillo de la balanza, son los que han llevado a la APDM a la concesión del Trofeo Geeppard al Club Melilla Baloncesto como el Mejor Equipo del año.
