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Más impuestos y más mentiras = menos libertad

“Hay que bajar impuestos, hay que apoyar el trabajo de las personas que con tanto esfuerzo nos alimentan a todos” (Isabel Díaz Ayuso, en Twitter, el 12 de agosto). Sencillo y directo al corazón de las personas que producen y que alimentan a los que gastan -malgastan, en la mayoría de las ocasiones- los impuestos que nos obligan a pagar y que incesantemente nos quieren aumentar, “disponiendo la Administración de muchas más prerrogativas que derechos los contribuyentes” y consiguiendo que “la aplicación de nuestro sistema tributario se convierta en la hernia fiscal del contribuyente español” (Impuestos o Libertad, de Ignacio Ruiz-Jarabo).
Sin embargo, Sánchez rechaza bajar el IRPF a los hogares como el socialista (socialdemócrata alemán) Scholz. “Hacienda rehúsa incorporar la iniciativa alemana, similar al ‘plan Feijóo’, para compensar a las familias por la inflación. El PP denuncia que, mientras, el Gobierno recauda 16.500 millones más”, portada de El Mundo el pasado sábado. La ideología y los socios comunistas priman sobre las necesidades de los hogares españoles, cada vez más ahogados por “la hernia fiscal” que nuestro sistema tributario, alentado y controlado por nuestro Gobierno socialcomunista, nos aplica. En Melilla, como en el resto de España, ganará las próximas elecciones el partido que baje los impuestos.


“La presión fiscal en España en 2021 fue el 41,07%, 3 puntos porcentuales más que en 2020… lo que es un sablazo significativo que, al tiempo que ha incrementado la carga fiscal que se nos exige, supone haber aumentado el tamaño del Estado y, por ello, reducido nuestra libertad” (página 310 del libro “Impuestos o Libertad”, de Ignacio Ruiz-Jarabo). Nuestra presión fiscal ya es superior a la europea pero “la voracidad recaudatoria” que nuestro fiscofílico y comunista Gobierno demuestra “es insaciable” y, a pesar de que con la inflación que ya padecemos (el 10,8%) nuestro Gobierno ha recaudado ya 16.500 millones de euros más, su objetivo es seguir aumentando el gasto público y seguir herniando a los españoles que les alimentamos, demasiado y en todos los sentidos de la palabra alimentación.


Más impuestos y más funcionarios no es garantía de eficacia, sino de aumento de gasto y derroche. Los problemas, especialmente los económicos, se resuelven gestionando bien y no se resuelven con mentiras populistas. Para ejemplo: lo que pasa con el encarecimiento de la energía. “La crisis energética no es culpa de Putin. Que no les engañen, el esfuerzo que hay que hacer no viene por la invasión rusa de Ucrania, sino por décadas de política energética fallida y populismo barato que nos han hecho dependientes del régimen de Putin en materia energética” (la revista QUEZ de MELILLA HOY Premium, el domingo). El recurso del enemigo exterior -tan populista- termina fracasando, ante la evidencia empírica.


Cambiando de tema y por terminar con algo alentador, leo un pequeño libro de atractivo título:
“Reivindicación de España y de sus métodos de colonización en América”, de Charles F. Lummis, un extranjero (naturalmente), que explica el objetivo y la razón del libro: “Porque creo que todo joven sajón-americano ama la justicia y admira el heroísmo tanto como yo, me he decidido a escribir este libro. La razón de que no hayamos hecho justicia a los exploradores españoles es, sencillamente, porque hemos sido mal informados. Su historia no tiene paralelo, pero nuestros libros de texto no han reconocido esa verdad, si bien ahora ya no se atreven a disputarla. Amamos la valentía, y la exploración de las Américas por los españoles, fue la más grande, la más larga y la más maravillosa serie de valientes proezas que registra la historia”. Así fuimos.

Posdata
Leí el sábado pasado que Antonio Calderay Martínez acababa de cumplir 80 años y que lo celebraba rodeado de toda su numerosa y gran familia, dos de cuyos miembros siguen trabajando en el periódico, al que mi admirado amigo Antonio tanto contribuyó en su nacimiento y crecimiento. Hace unos días coincidimos en la calle y le dije entonces que jamás podré olvidarle ni dejaré de agradecerle todo lo que hizo en el MELILLA HOY, hasta que se jubiló. Hoy se lo repito públicamente y resalto que se merece todo el amor que su familia le profesa. Muchas felicidades, querido amigo, y que cumplas muchos más.

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Enrique Bohórquez López-Dóriga

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