Melilla ha sido la puerta de entrada a España para más de 8.000 refugiados desde finales de 2014, cuando empezó a funcionar la Oficina de Protección Internacional en el paso fronterizo de Beni-Enzar, oficialmente inaugurada por el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, en marzo de 2015.
El delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, dio a conocer este dato ayer durante la celebración del patrón de la Policía Nacional, los Santos Ángeles Custodios, en un acto institucional en el que destacó el “complejo papel” que está desarrollando este Cuerpo en las labores de control y gestión en los distintos pasos fronterizos entre Melilla y Marruecos.
Subrayó que esta labor “se ha redoblado con la presión migratoria”, lo que obliga a la Policía Nacional a llevar una gestión documental y tramitación de expedientes “de los miles y miles de inmigrantes irregulares que, conformando un flujo diferente a los susceptibles de protección internacional, han buscado, en la ruta melillense, un intento desesperado por acceder al Primer Mundo”.
Según El Barkani, este trabajo que desarrolla la Policía, “menos visible” para los ciudadanos, es “crucial” para cumplir con las garantías de un Estado de Derecho, la legislación española y europea así como los convenios internacionales vigentes en España, convirtiéndose progresivamente en “un quehacer de mucha tarea” en el que ha destacado la profesionalidad y valía de la plantilla de la Jefatura Superior de Policía.
El delegado del Gobierno agradeció el “enorme esfuerzo e importante labor” de los policías nacionales que trabajan a diario en los pasos fronterizos, en las oficinas de asilo y en la Brigada de Extranjería.
También se refirió a este hecho el jefe superior de Policía de Melilla, José Ángel González, que se hizo eco del dato del Ministerio del Interior publicado por este Periódico, según el cual el 80% de los refugiados sirios que entraron en España en 2015 lo hicieron por Melilla.
El máximo responsable policial incidió en este dato “mientras los países europeos siguen discutiendo sobre cuantos refugiados están dispuestos a acoger”, lo que a su juicio demuestra que “Melilla ha dado una lección de solidaridad pero sobre todo, de solvencia y eficacia para resolver un grave problema”.
