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Martín pescador: regreso invernal a las orillas de la ciudad

Martín pescador (Alcedo atthis)

Por Manuel Tapia, miembro de la Sociedad de Estudios Biológicos Iberoafricanos y responsable del área de conservación de la naturaleza de Guelaya-Ecologistas en Acción Melilla

Un camuflaje de vivos colores
Cuesta descubrir a esta pequeña ave mientras se encuentra posada en su oteadero, siempre a la orilla de algún cauce o laguna o en la ribera del mar, mientras vigila el paso de los pequeños peces de los que se alimenta. Sin embargo, cuando conseguimos verlo, nos extraña que los llamativos colores del martín pescador (Alcedo atthis) nos hayan pasado desapercibidos. Tiene la espalda y nuca cubierta de plumas de color azul eléctrico, adornadas con pequeñas manchas parecidas a gotas de agua; su pecho es rojizo, y en sus mejillas y garganta luce dos marcas blancas alargadas. Semejante librea hace del martín pescador uno de los pajarillos más bonitos que invernan en nuestras tierras, y sin embargo sus colores tienen como misión hacerlo invisible para sus depredadores y, sobre todo, para sus presas. En efecto, mientras está posado en la orilla, desde el agua el color ocre de su vientre se camufla con los arbustos ribereños, y desde tierra, su espalda completamente azul metálico se camufla con el agua, y las pequeñas manchas de un azul más claro simulan los reflejos del sol sobre la superficie.

El rayo azul
Cuando divisa algún pequeño pez desde su posadero, el martín pescador se lanza  al agua con la velocidad del rayo, replegando sus alas para entrar como un arpón y atrapar al pez antes de que le haya dado tiempo de saber qué ha ocurrido. La velocidad que alcanza en sus picados es difícilmente igualable por ninguna otra ave. Posee un pico muy largo con respecto a su cuerpo, una adaptación indispensable para este tipo de caza, pero no es la única; también posee unos párpados especiales que protegen sus ojos del impacto del agua cuando efectúa sus picados. Este conjunto de características evolutivas convierten al martín pescador en un ave altamente especializada.

Riberas destruidas y ríos renaturalizados
El martín pescador necesita aguas claras para poder ver los peces de los que se alimenta mientras nadan bajo su superficie; por eso, la presencia de estas aves en un humedal es un indicativo de su calidad ecológica. El deterioro ambiental que han sufrido ríos, arroyos y lagos en Europa en las últimas décadas ha motivado que el martín pescador haya desaparecido de amplias zonas del continente y cada vez sea más difícil observarlo. La destrucción de la vegetación ribereña por una mal entendida “regulación” de los cauces, ha contribuido aún más a la rarificación de esta especie, pues dicha vegetación sirve de posadero, escondite y zona de cría del martín pescador. Desde hace unos años cada vez muchas ciudades están renaturalizando sus ríos urbanos, cumpliendo con la norma europea que establece la obligación de hacerlo y que poco a poco se está aplicando en España. Una de las primeras consecuencias de estos procesos es el regreso del martín pescador a las riberas de estos ríos, muchas veces en medio del casco urbano de la ciudad, lo que demuestra la alta adaptabilidad de esta pequeña ave a las nuevas circunstancias. No es difícil observarlo en invierno en la zona de la desembocadura del río de Oro, acechando los pequeños bancos de lisas que nadan en esas aguas poco profundas. A la altura del puente de Triana se colocó en su día que se traga toda el agua del cauce e impide la comunicación del río con el mar. Una idea fatídica que evita el tradicional ascenso de los alevines de lisas y anguilas por el río, y por tanto ha dejado sin presas a la multitud de aves que se alimentaban de estos alevines, entre las que se encontraba el martín pescador. Solo cuando esa arqueta se atora, algo que ocurre a menudo afortunadamente, observamos a estas aves en los tramos superiores del río.

Invernada en Melilla
En Melilla y sus alrededores el martín pescador forma parte del contingente de aves que vienen a pasar aquí el invierno. Al ser una invernante, podemos observar aquí comportamientos curiosos difíciles de ver en las zonas norteñas donde cría. No es difícil verlo, por ejemplo, posado en alguna piedra de los muchos diques y espigones de nuestra ciudad, acechando a bogas, jóvenes lisas y otros pequeños peces que viven pegados a la costa. Desde hace unos años se suele dejar ver un martín pescador en el entorno del Club Marítimo, donde a veces desde el pequeño malecón realiza sus lances de pesca para deleite de las personas que lo observan. La nota negativa es que ya han aparecido varios ejemplares muertos en este club, después de haberse estrellado con las cristaleras que dan acceso a sus instalaciones; esto sería fácil de evitar señalizando adecuadamente estas cristaleras. Tener la oportunidad de ver este pajarillo tan especial y sus picados tan característicos bien vale ese pequeño esfuerzo.   

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Redacción

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