El Gobierno de Melilla insistió ayer en su petición a la Unión Europea para que se involucre en el problema de la inmigración irregular que sufre la ciudad, y consideró que los responsables de las instituciones europeas no lo comprenden porque no lo ven de una manera cercana. “Lo que tienen que hacer los europeos es llevarse a todos los inmigrantes que están en el CETI a la puerta del Parlamento Europeo en Bruselas, y a partir de entonces será cuando los responsables europeos podrán entender y comprender el verdadero problema que tenemos en Melilla”, dijo al respecto el vicepresidente primero de la Ciudad Autónoma, Miguel Marín. A preguntas de los periodistas, Marín insistió en que la inmigración clandestina “no es un problema de Melilla ni de España, es un problema de Europa” que está padeciendo el país, y de manera muy especial los ceutíes y melillenses, a pesar de que los inmigrantes no quieren quedarse en ambas ciudades, sino llegar al resto de países europeos.
Al entrar en Melilla, los inmigrantes “ya están en la Europa política, pero quieren ir a la Europa continental”, remarcó el número dos del Gobierno autónomo, que reclamó a la UE que “tome conciencia del problema que tiene y ponga todas las herramientas y mecanismos necesarios para evitar la inmigración ilegal”.
Así, propuso medidas a corto plazo para impedir que sigan entrando personas de manera irregular por la frontera sur de Europa, y otras medidas a medio y largo plazo en los países de origen, donde cree que es necesario intervenir “de manera decisiva” para evitar las guerras y favorecer gobiernos “sólidos y transparentes” que eviten la corrupción.
Eso es lo que provoca que haya “personas desesperadas buscando un mundo mejor”, ya que “no hay ningún ciudadano de ningún país que quiera irse de su entorno y de su familia”, apuntó Marín.
Asimismo, se mostró “totalmente de acuerdo” con el gobierno italiano, que tras el último naufragio en Lampedusa, en el que han muerto cerca de 200 inmigrantes, ha amenazado a la UE con abrir sus fronteras a los inmigrantes si no hay una mayor implicación de las instituciones europeas en este problema.
