Marina Lledó actúa esta noche en la plaza Pedro de Estopiñán. El concierto arranca a las 22 horas y la artista promete traer a Melilla la Vieja grandes dosis de Cuba y de Brasil en compañía de un piano y un contrabajo, en un espectáculo íntimo y acústico. Jazz y latin se fusionan esta noche junto a la cantante madrileña, Pepe Rivero y Reinier Elizalde, quienes protagonizarán un concierto gratuito y enmarcado en el ciclo de actuaciones veraniegas de ‘Música a la Luna por los rincones del Pueblo’. «Básicamente, cogemos los temas y hacemos lo que nos da la gana con ellos pero sale una mezcla muy bonita», adelanta la artista. -¿Qué vamos a encontrar los que nos acerquemos esta noche a tu concierto, en Melilla La Vieja?
-Pues lo primero que se van a encontrar son unos músicos muy buenos que me acompañan: Pepe Rivero al piano y Reinier Elizalde al contrabajo. Son dos grades músicos y tengo la suerte de que me acompañen. Hemos hecho este trío para ofrecer un espectáculo más acústico. Va a quedar muy bonito.
-¿Y en cuanto al repertorio?
-Pues vamos a repasar temas de mi primer disco, que son arreglos de música brasileña muy personales. Sonarán temas propios y del disco ‘Noche rara’. Nosotros hacemos una especie de jazz fusión con música brasileña. Básicamente, cogemos los temas y hacemos lo que nos da la gana con ellos (ríe), pero sale una mezcla muy bonita. Esta noche vamos a disfrutar de mucha mezcla entre Cuba, España y Brasil.
-Usted es de Madrid, ¿de dónde le vienen toda esa influencia de la música cubana o brasileña?
-Yo nací en Madrid, pero mi padre es brasileño. Nació aquí en España y se lo llevaron a Brasil desde muy pequeño. Allí se formó la familia que tenemos. Con mi edad volvió a España. Como apunte, mi madre es americana, mi abuelo es mejicano… La parte cubana viene sobre todo por los músicos que me rodean. Yo empecé a estudiar música con artistas cubanos y la forma de enseñar y todo lo que le rodea es muy ‘latin jazz’.
-Mamó la música desde pequeña con su padre, Arturo Lledó.
-La verdad que sí. Mi madre también me educó mucho en la música americana, en la música india. En casa era lo que se escuchaba todo el rato. Por parte de mi padre escuché música brasileña desde muy pequeñita y empecé a tocar con él a los 17, a hacer arreglos y a tocar juntos.
-Así que subió a los escenarios siendo una adolescente, ¿cómo llevó eso?
-Pues con muchos nervios, la verdad. Tener un padre músico a esa edad, siendo adolescente, imponía y mucho. Le dije que quería cantar y él me dio la oportunidad. Hicimos un repertorio de música brasileña, lo preparamos e hicimos un concierto… Recuerdo que hicimos un montón de temas y que yo estaba muy, pero que muy, muy, muy nerviosa. Pero después de ese primer concierto, subir a un escenario se convirtió en mi especie de vicio.
-Como músico, ¿aprecia trabas por ser mujer?
-El mundo de la música, por muy bohemio que sea, muy genial y artístico, igual que en la mayoría de los mundos que hay en el mundo, tiene una parte que también es muy machista. No por culpa de los hombres músicos, sino por culpa de lo que se ha enseñado durante años. Es una cuestión de inercia, de cómo ha ido la humanidad. Hay menos mujeres músico, por ejemplo. Sí que hay cantantes, pero yo me considero cantante y músico. Gasto mucho tiempo estudiando y componiendo. Hay menos espacio para ellas en general.
-¿También existen ‘micromachismos’ en la música?
-Yo creo que todas las mujeres, desde las cantantes hasta las basureras, hemos vivido ‘micromachismos’. No se trata de decir que los hombres están en contra nuestra. Es una cosa obvia, que viene de muy atrás y está en los pequeños gestos cotidianos, en la vida laboral, social… En todos los ámbitos. Las mujeres también pueden llegar a ser muy machistas. No hay conciencia muchas veces de que se está siendo machista porque está muy inculcado en la sociedad. Ahora de lo que se trata es de ir deshaciendo esos nudos.
