“No es problema de Fomento ni de los funcionarios”, ha dejado claro el titular del área ante las quejas surgidas por este asunto
El vicepresidente primero de la Ciudad Autónoma y consejero de Fomento, Miguel Marín, ha atribuido el bloqueo en la autorización de licencias de compraventa de pisos en el área que él dirige al ciberataque que sufrió la Ciudad Autónoma hace dos meses.
“No es problema de Fomento ni de los funcionarios”, ha dejado claro al MELILLA HOY, agregando que también hay otros casos de licencias de primera ocupación que ya se han realizado las visitas a las obras y han detectado “defectos que deben subsanar”.
Fuentes cercanas a este Diario han querido exculpar también a los funcionarios de este problema porque “ellos también están sufriendo esta situación”.
Sin embargo, señalan que “el problema es que faltan manos , recursos y planes alternativos para que, cuando algo como esto ocurre, la administración pueda seguir funcionando sin dejar a los ciudadanos bloqueados”.
Así, han aseverado que “los retrasos con licencias e inspecciones ya existían mucho antes del ciberataque”. “Llevábamos meses viendo cómo los plazos se alargaban y cómo los trámites quedaban atascados. El ataque informático ha sido un golpe muy duro, pero no es el origen del problema”, subrayan.
Mientras tanto, denuncian que hay vecinos “que no pueden vender su casa, familias que no pueden mudarse, operaciones que se caen, ahorros que se pierden… y todo porque no existe un “plan B” que permita seguir trabajando cuando el sistema digital falla”.
Soluciones
Llegados a este punto, y con tal de ofrecer una salida para desatascar esta situación, dichas fuentes proponen, entre otras soluciones, realizar la pertinente tramitación en papel para licencias e informes básicos, que se hagan “procesos híbridos”, es decir, que haya equipos que puedan trabajar con copias de seguridad o sistemas aislados para casos urgente.
Por otro lado, que se establezca un plan de contingencia “claro”, con protocolos que se activen de inmediato, con copias de seguridad actualizadas y alternativas fuera de línea; que se prioricen los expedientes más urgentes para las familias; informar con frecuencia a la ciudadanía sobre la recuperación tras el ciberataque y formar al personal sobre qué hacer cuando la tecnología falla.
“No pedimos milagros, pedimos previsión. Porque la tecnología puede fallar, pero la administración no puede pararse”, concluyen.
