El pasado miércoles, sobre las 13 horas, cogí un taxi, Licencia nº 20, en la parada del Hospital Comarcal diciéndole a su conductor, ignoro si propietario o empleado, que me trasladara a mi domicilio, calle Explorador Badía aunque antes pasáramos por Ejército Español para una gestión, muy breve, que tenía que hacer en la sucursal de Bancaja (antes Unicaja).
Y una vez ante dicha entidad bancaria me dice el taxista que me apee porque tiene que ir a recoger a un hijo al colegio, así como cuento. Le contesto que me lo tenía que haber dicho cuando subí al coche y, de esa forma, me habría evitado pagar dos carreras, aunque esto era lo de menos: lo más grave, por su mal proceder, es que, quienes me conocen, y ahí incluyo a casi todos los taxistas melillenses porque soy asiduo a sus servicios, la dificultad que padezco en una de mis piernas y que, además, portaba una bolsa con un peso de cinco kilos.
Insisto en que no está bien lo que hace y me contesta, sin ninguna vergüenza profesional dicho taxista del vehículo con licencia nº 20, que cogiera otro coche en la parada de Cándido Lobera, o bien que esperara que pasara alguno por el lugar donde me dejó tirado este mal profesional del citado servicio público que, repito, utilizo casi a diario para trasladarme, incluso, a distancias cortas, y de ello pueden dar fe la mayoría de los taxistas melillenses, uniéndome a muchos de ellos en una buena amistad.
Y por si me leyera o se enterase de la denuncia que hago pública en este diario al Sr. Presidente de la Agrupación, ahí queda por si cree oportuno tomar alguna medida con ese compañero del repetido vehículo con Licencia nº 20. No tenía que haberle pagado el mal servicio a tan mal profesional del taxi, pero SÍ, le aboné los 3.20 euros que me pidió por dejarme a mitad del recorrido que le había solicitado.
P.D. Y al final, andando me trasladé a la parada de Taxis de Cándido Lobera donde cogí uno para que me llevara a mi domicilio.
