La Ciudad Autónoma inició ayer una segunda revisión de las viviendas que han tenido que ser desalojadas debido al terremoto de 6.3 grados al Sur del Mar de Alborán del 25 de enero, que se percibió con mayor intensidad en Melilla. El vicepresidente primero del Gobierno de Melilla y consejero de Medio Ambiente, Manuel Ángel Quevedo, explicó ayer que en estos momentos hay 38 familias que han tenido que ser realojadas por la Consejería de Bienestar Social.
Esta segunda revisión que arrancó ayer se prolongará durante toda esta semana para determinar cuáles tienen una fácil reparación y empezar las obras con inmediatez en esos casos para que sus propietarios e inquilinos puedan regresar a ellas.
Si en estas revisiones se detecta algún edificio en estado ruinoso que se pueda considerar irrecuperable, la Ciudad Autónoma analizará “caso por caso” antes de tomar una medida, que irá en función de la situación de cada afectado.
Casi normalidad
Una semana después del terremoto, Melilla vive una situación “prácticamente de normalidad”, con la reapertura de todas las calles que se vieron afectadas por daños en edificios y la vuelta parcial al trabajo en el Palacio de la Asamblea.
Quevedo explicó que los servicios municipales están operativos al 100%, salvo en el caso del Palacio de la Asamblea, donde están al 90% porque aún hay algunos departamentos que no han podido regresar al edificio consistorial mientras siguen las reparaciones.
Mañana miércoles será de nuevo abierto al público, aunque el acceso se hará por el lateral más cercano al Casino Militar y no por la puerta principal de la fachada delantera del Palacio de la Asamblea hasta que no se consolide la situación de los dos torreones del edificio, que sufrieron grandes grietas e incluso desplazamiento en uno de ellos por el terremoto.
