En la historia de los pueblos siempre ha habido líderes autoritarios, déspotas y dictadores, que han justificado su permanencia en el poder por la necesidad de luchar contra un enemigo exterior, real en algunos casos, supuesto o inventado en la mayoría. Un caso cercano, geográfica y temporalmente, es el caso del liderazgo de Marruecos y su inventada reivindicación sobre nuestras ciudades de Ceuta y Melilla. Ambas ciudades, es bien sabido, eran españolas cientos de años antes de que existiera Marruecos, por lo que no se puede reivindicar lo que nunca fue suyo. Pero sí se puede galvanizar y unir, a un pueblo inculto, para apoyar al líder autoritario en esa lucha contra un enemigo, que no lo es, por una causa que no existe.
En la primavera de 2012, Vladimir Putin estaba sintiendo la presión por las protestas existentes, en las calles de Moscú y otras ciudades, después de las elecciones parlamentarias fraudulentas de diciembre anterior. Putin, que estaba a punto de jurar para un tercer mandato como presidente, temía una continuación de las revoluciones de «color» -la Revolución de las Rosas de 2003 en Georgia, la Revolución Naranja de 2004-2005 en Ucrania-, así como otras revueltas populares como la Primavera Árabe de 2010-2012, en las que cuatro dictadores fueron derrocados. Cuando estallaron de nuevo las protestas callejeras, algunas violentas, la represión fue muy fuerte y cientos fueron arrestados.
China, que originalmente permitió que las ONG existieran en una zona gris legal, adoptó una línea más dura después de que Xi Jinping llegó al poder en 2012.
Como es bien sabido, Putin invadió Crimea en 2014 y el resto de Ucrania en 2022, acusando al régimen ucraniano de ‘fascista’. Ese término es utilizado en todo el mundo por regímenes autoritarios o dictatoriales, generalmente de izquierdas, para ‘descalificar’ a sus enemigos políticos y ponerlos a la defensiva.
El condicionamiento mental de las masas.
El condicionamiento mental a través de la propaganda es un fenómeno que se ha estudiado desde hace décadas, y que se manifiesta en la influencia que ejercen los medios de comunicación sobre las actitudes, creencias y comportamientos de las personas. El objetivo de la propaganda es crear una realidad paralela en la mente de los receptores, que les haga aceptar como verdaderas las afirmaciones que se les presentan, sin cuestionarlas ni contrastarlas con otras fuentes. De esta forma, se logra condicionar el pensamiento y la conducta de las masas, haciéndolas más susceptibles de seguir las directrices de los emisores de la propaganda.
En el caso de la España actual, el sanchismo, utilizando técnicas aprendidas de otros líderes autoritarios, ha encontrado el ‘huevo de oro’ al presentar al partido Vox, constitucionalista aunque en el extremo de la denominada derecha, como el enemigo común a batir, como ‘fascista’, arrastrando así a una importante masa de votantes poco informados que, de otra forma, jamás hubieran aceptado los tratos anticonstitucionales del sanchismo con separatistas y los antiéticos con terroristas y sus defensores. Han puesto anteojeras a los votantes diciendo, una y otra vez, que la ‘lucha contra el fascismo’, aunque sea inventado, justifica sus repugnantes alianzas. La única ideología del sanchismo no es la socialista, sino la de la permanencia en el poder a todo costa, como hacen los dictadores a lo largo y ancho del mundo.
El centro derecha del PP, entre tanto, les hace el juego aceptando de hecho que VOX es ‘fascista’, lo sea o no, y sea cual sea lo que significa este término tras haber pasado muchas décadas desde que fue acuñado, en la Segunda Guerra Mundial, para referirse a una determinada situación ideológica ya extinta hace mucho tiempo.
Podría sugerir al PP que se refiriera al sanchismo en su propaganda política – ¿la hace? – como heredero y socio de las extensas matanzas de los frente populistas en la guerra civil española; o de las purgas comunistas de Stalin y el pogromo, con millones de muertos; o las también millonarias matanzas comunistas de Mao o las más recientes invasión del Tíbet y las matanzas en las provincias orientales; sin olvidar, por supuesto, los 853 muertos y más de 7.000 víctimas de los atentados de ETA.
El sanchismo tiene una larguísima cola que le pisen, pero la cobarde derecha española se esconde, no sea que les vayan a llamar fascistas. Y también lo hace buena parte de las masas españolas, engañadas algunos y tontos útiles otros.
Según Wikipedia “este vocablo compuesto es ahora usado más ampliamente para describir a alguien que es manipulado por cualquier movimiento o ideología política —generalmente de tendencia extremista—, un grupo terrorista o un gobierno hostil sin comprender o conocer los objetivos reales de dicho grupo o ideología”. Si buena parte de los españoles, que votan al sanchismo, usaran un poco de su tiempo para pensar a quien están votando indirectamente, probablemente jamás lo harían.
Buenos y malos líderes.
A continuación hago una pequeña compilación de frases referidas al liderazgo, bueno y malo, con el propósito de que los lectores reflexionen sobre ellas y decidan a qué político español aplican o no lo hacen, con mayor probabilidad.
Barack Obama -antiguo presidente de los Estados Unidos- dijo: “El verdadero poder de un político radica en su capacidad de mejorar la vida de las personas.”. Esa es la única razón para justificar el poder que se le da a un gobierno, no palabras o ideologías, hechos.
Julia Navarro -famosa novelista contemporánea- escribió: “Si quiere saber qué pienso, se lo resumiré: aborrezco todos los «ismos»: comunismo, socialismo, nacionalismo, fascismo… En definitiva, todo lo que lleva el germen del totalitarismo.” Julia, comparto tu punto de vista al cien por cien, los …ismos implican una entrega ciega a una determinada ideología, con exclusión de las demás.
Martin Luther King -emblemático líder de los afroamericanos- dijo: “Un buen líder no es un buscador de consensos, sino un moldeador de consensos”. No se trata de plegar tus ideas a las de otros para seguir en el poder, sino de arrastrar a otros hacia tus ideas mediante el convenimiento y el ejemplo.
Lao Tse – filósofo chino universalmente conocido- escribió: “Un líder es mejor cuando la gente apenas sabe que existe, cuando su trabajo está hecho y su meta cumplida ellos dirán: lo hicimos nosotros”. Nuestros líderes populistas parecen no haber leído al sabio chino. O su desmesurado ego les impide seguir sus enseñanzas.
Lord Acton -historiador, político y escritor inglés- escribió proféticamente: “El poder tiende a corromper, el poder absoluto corrompe absolutamente.” Una vez que nuestros políticos saborean las mieles del poder, adquieren por él una adicción superior a la del fentanilo. Sin olvidarnos de las ventajas económicas que les proporciona.
Confucio -otro filósofo chino universalmente conocido- escribió: “El buen líder sabe lo que es verdad; el mal líder sabe lo que se vende mejor”. Muchos en el mundo y, en España, Sánchez y su banda populista, saben vender nada a muchos durante mucho tiempo.
John Scalzi -reconocido escritor contemporáneo americano- parecería haber estado observando la lamentable situación política actual en España, cuando escribió: “En política, como en el instituto, quién eres se define en gran medida por la gente con quien te sientas a almorzar”.
Gibran Jalil Gibran -famoso escritor, artista y poeta libanés- manifestó: “Trae el desastre a su nación aquél que nunca siembra una semilla, o pone un ladrillo, o teje una prenda, pero hace de la política su ocupación”. Los políticos profesionales son la perdición de una nación, también de la nuestra. Los tozudos hechos se encargan de demostrarlo.
