En la vida podemos esperar de todo. Por eso, cuando se es joven hay que fijarse mucho en lo que hay o pasa al rededor, y tener en cuenta que ese sexto sentido que tenemos, haga la selección o decisión a tomar y una vez captada, resolver lo mejor para uno mismo. No se puede tomar la misma decisión "a la buena de Dios" ¡No!, aunque la tentación sea placentera, hay que saber si, sí o no, es lógica o de procedimiento la determinación a tomar, aunque esta esté dentro de una interpretación y procedimiento posible y pueda ser legal, aunque no lógica, pero por lo menos que no nos involucre en algo que pueda ser ajeno o perjudicial para nuestra vida social y personal. Y para llegar a este dominio, antes ha habido que escuchar a los mayores, normalmente a los abuelos y padres. Cómo se consigue esto, muy fácil, teniendo el oído muy atento, acumulando a la memoria lo esencialmente oído.
Todo ello es más positivo, cuando la familia es de condición creyente, lo que hace que sea moralmente formada en una creencia o fe, o por lo menos que sea socialmente de una "urbanidad" para con el semejante, considerable. Entendiendo las palabras deíficas de "no quieras para los demás, lo que para ti quieras o no quieras". Palabras que son más democráticas que la democracia en sí misma. Eso se llama educación.
En el caso católico tenemos que, no sirve aquello de "a Dios rogando y con el mazo dando"; otra cosa son intereses extra nacionales y de derecho de cada país, los que hay que respetar por ser de derecho nacional y respeto internacional. Cuestión que hay quién no lo entiende. Más aún, cuando en su fondo interno saben que, son venialmente corruptos o moralmente indeseables.
Hoy, no obstante se pena con muy pocos años, en relación a la categoría de los hechos, si es que se llega a penar, por no haber habido antes una denuncia. Cuestión que, si lo pensamos bien, es de pena, y así pasa lo que pasa. Por eso los padres en sus conversaciones deben de hablar con el mayor peso moral posible, por si están los críos zascandileando por las cercanías; y es conocido el intenso y agudo oído de los niños. Por eso en el hablar de una conversación, hay una ayuda para educar con más facilidad. A pesar de todo, luego, la vida cosmopolita puede que les cambie el "chip" con la impresionante velocidad que da la electrónica, convenciéndoles de que lo nuevo es normal y los atrasados son los padres, carrozas ellos.
Pero lo agradable es ver que, en el fondo y pese a todo, tienen una formación que guiada y vigilada, ha llegado a darles una personalidad propia y suficiente, aunque suficiente no hay nada de nada. Luego, los imponderables les harán luchar más para sufrir menos, siendo las alegrías, siempre, insuficientes. Conozco algún ejemplo cercano de luchadoras y luchadores educados, temperalmentalmente acordes a las circunstancias, tomando decisiones precisas, capaces en el estudio, en el noviazgo y en el trabajo, todo al mismo tiempo; algo que por experiencia, yo creía muy difícil, de hecho lo es, aunque dados los resultados, no es imposible. Solo es voluntad de querer adaptarse a las situaciones. Cuando ves este resultado, te hace sentir la satisfacción de ver cumplido tu deseo, solo a la espera de la rúbrica ante el Señor.
