Hassan Amaruch, presidente de la Asociación de Hostelería de Melilla, hizo un repaso de la situación del sector tras meses de problemas en la frontera, y aunque valoró positivamente que se mantenga el tránsito diario de materias primas y trabajadores, lamentó el daño hecho a la afluencia de turismo marroquí, que no se ha recuperado. El reputado hostelero se mostró optimista de cara al verano y pidió a las autoridades que fomenten la llegada de turistas desde la península mediante la aplicación de mayores descuentos al transporte. El presidente de la Asociación de Hosteleros melillenses, Hassan Amaruch, atendió al diario MELILLA HOY para valorar la situación del sector cuando ya han pasado varias semanas desde el comienzo de la temporada veraniega.
Los problemas fronterizos que se han venido produciendo a lo largo del último año han tenido un significativo impacto negativo en el sector de la hostelería, toda vez que, en el momento de menor fluidez fronteriza, llegó a cortarse el suministro tanto de materias primas (principalmente pescado, frutas y verduras) como de trabajadores transfronterizos, por no hablar de los clientes del turismo marroquí, que prácticamente desaparecieron de los establecimientos melillenses; una situación que provocó un llamamiento a las autoridades por parte de un desesperado sector de la hostelería local.
Según afirma Hassan Amaruch, en la actualidad, el tránsito de trabajadores y de mercancías y materias primas ha vuelto prácticamente a la normalidad, de modo que ya no existe el desabastecimiento que tanto llegó a preocupar hace unos meses, aunque recuerda que sigue habiendo un grave problema a la hora de recibir turistas marroquíes; “todavía se ven algunas familias que vienen a los bares, a comer, a beber y hacer sus compras, pero son muchísimos menos que antes”. El presidente de los hosteleros afirma que los problemas en la frontera han causado un gran daño a la afluencia de turistas del país vecino; “el problema que hay es que los turistas se tiran 2 horas en la frontera para entrar y otras 2 horas en la frontera para salir, se cansan y ya no quieren venir más”, afirma, destacando otro de los problemas más comentados por los hosteleros locales: la falta de capacidad de discriminación de los agentes destacados en la frontera; “también es verdad que hay dos tipos muy diferentes de visitantes, que vienen en tipos muy diferentes de coches, y la policía muchas veces no sabe distinguir entre los coches con familias que vienen a pasar el día a la ciudad y los coches que vienen a trabajar en el comercio atípico y a cargar mercancías”, una situación que provoca que, en no pocas ocasiones, se trate a los turistas como contrabandistas y se les dificulte indebidamente el tránsito.
Optimismo
Pese a la comentada menor afluencia de turistas marroquíes, los hosteleros se muestran optimistas de cara al verano. El mes de julio es, tradicionalmente, “un mes de números rojos y malos resultados” para la hostelería melillense, debido a que una gran parte del funcionariado de la ciudad emprende la “huida” en dirección a la península; “los funcionarios, los maestros y otros muchos melillenses se van durante las dos quincenas de julio”, recuerda Amaruch. Sin embargo, el mes de agosto suele ser un mes de altos ingresos no solo por el regreso de los melillenses que se habían ido de vacaciones en julio sino también por la llegada de un considerable número de turistas, familiares y demás visitantes, que aprovechan el “mes fuerte” del verano para organizar alguna escapada a nuestra ciudad. Precisamente en referencia a estos visitantes que se esperan para agosto, el presidente de los hosteleros melillenses recordó como una muy grata experiencia la reciente visita de las casas de Melilla repartidas por todo el territorio nacional; “éste es el mejor turismo, el que queremos y el mejor que podemos desear; un turismo familiar, de gente que quiere venir a ver nuestra tierra, a conocer la tierra de sus familiares y amigos”, concluyó Amaruch, quién quiso insistir en la necesidad de aumentar los descuentos en el transporte dirigidos a los potenciales visitantes procedentes de la península.
En definitiva, si bien la parte más grave de los problemas fronterizos ya ha pasado (al menos desde la óptica de la hostelería local), lo cierto es que el daño al turismo marroquí permanece, y que la afluencia de turistas desde la península es todavía demasiado baja como para poder compensar los déficits del sector, por lo que el presidente de los hosteleros pide que las administraciones trabajen para facilitar la llegada de turistas proporcionando descuentos al transporte.
