Los hosteleros de Melilla, en alerta frente al hombre que no paga sus consumiciones

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Los establecimientos hosteleros de la ciudad están en alerta por culpa de un hombre de entre 30 y 40 años de edad, que dice provenir de la Península, en concreto de Motril, y que realiza grandes consumiciones y después no paga. A tal extremo ha llegado la situación que incluso la propietaria de un bar ha colgado en las redes sociales la fotografía del supuesto autor de esta práctica que, al parecer, ya ha repetido en varios locales de la ciudad. La Policía Local le ha tomado la filiación después ser llamada por los propietarios de algunos de los establecimientos donde ha cometido sus fechorías, pero por el momento no han podido hacer nada por evitar que siga haciendo de las suyas.

La última víctima ha sido el Bar Mediterráneo de la 'Brasileña', pero antes sufrieron sus visitas Cafetería El Parnaso, Cafetería El Arenal y el Restaurante La Traviata. Su forma de actuar se resume de la siguiente forma: pide lo mejor de la carta, como botellas de vino, raciones de lo más diverso y postre, y pretende pagar con una tarjeta bancaria que no funciona. Cuando es advertido de esta situación por la persona que aspira a cobrarle, le responde que no lleva dinero en metálico y que si no está conforme, que llame a la policía.

No todos los que han padecido sus engaños le han denunciado dado que la cantidad ronda los 100 euros de media pero sí se han puesto en alerta para que no les ocurra lo mismo, tras la distribución de su fotografía después de no querer pagar en el Bar Mediterráneo.

El hombre dice venir de Motril (Granada), y aunque de tez morena, es de origen peninsular, pelo negro corto, patillas largas y una nariz muy pronunciada, y a veces va acompañado de una mujer -no se sabe si también engañada por este sujeto o conocedora de su forma de actuar-, y está suponiendo una pesadilla para los hosteleros que están en sobre aviso para evitar ser víctimas de sus engaños mientras no sufra las consecuencias legales de sus acciones.

Con la reiteración de este tipo de fechorías, ya se podría actuar legalmente contra él y lograr que sea encerrado. Pero hasta que esto ocurra, bares, cafeterías y restaurantes se han quedado con su cara para que "no se las dé con queso".

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