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Ventana al mundo

Los estudios prospectivos (II): Prospectiva, Reformas y Planificación de la Educación

Los estudios prospectivos son hoy en día indispensables. Sin embargo, los rápidos cambios en marcha que anuncian el advenimiento de una nueva era, hacen cada vez más difíciles las previsiones. Además, la profunda interrelación de factores y fenómenos que conlleva a la ya reconocida interdependencia de países no va aún a la par con los cambios en el comportamiento, aspiraciones, necesidades y valores individuales, lo cual produce una gran incertidumbre de futuro.

Esta incertidumbre, aunque se empieza a reconocer como fuente de creatividad e impulsora de innovaciones, incita cada vez más y con razón a estudios prospectivos por parte de las empresas, de la Administración y de los más diversos grupos ideológicos y de otros no gubernamentales, como paso previo a la formulación de políticas de acción concretas a medio y a largo plazo. De hecho, toda reforma debería formularse a partir de escenarios prospectivos que ofrecen alternativas sobre la visión de la futura sociedad en cuya realización se pretende participar.

La prospectiva no predice nada pero, gracias a estudios sistemáticos y rigurosos interdisciplinarios, puede dar al menos una idea de las consecuencias de nuestros actos de hoy, reflejados en escenarios alternativos de futuro. De este modo, permite iluminar y dar proyección a la transformación en curso de la realidad presente, a la vez que contribuye a tomar conciencia sobre el impacto futuro de nuestro quehacer y, de este modo, asumir nuestros deberes respecto al futuro que ahora se condiciona.

Rechazar la reflexión prospectiva es, por tanto, limitarse a actuar dentro de un horizonte recortado, a la espera de que se manifiesten problemas de envergadura cuando ya sean difícil o costosamente solucionables. En un mundo en acelerado proceso de cambio y de progreso material y social tan desigual como el nuestro, la prospectiva no es, por tanto, un lujo sino una imperiosa necesidad, tanto más en cuanto ayuda a desapasionar los debates frente a las emociones y los prejuicios circunstanciales o frente a intereses inmediatos.

En España no es nuevo este empeño, pero urge sea relanzado con fuerza. Durante un corto período de tiempo existió incluso un Instituto Nacional de Prospectiva, después de los trabajos que se llevaron a cabo en torno a la Reforma Educativa iniciada en 1968 con el programa ESPES 2000, en el que algunas Universidades asumieron un papel preponderante, y que se organizaron en torno a la celebración en 1970 de un Seminario Internacional de Prospectiva de la Educación. En aquel entonces se trataba de hacer una reflexión sobre el mañana, ya que los sistemas educativos forman a los jóvenes que actuarán en el futuro.

Una visión prospectiva sobre el devenir del mundo y del respectivo país es esencial para poder encontrar las políticas educativas más apropiadas a corto y largo plazo que convienen a la futura respectiva sociedad ya sus beneficiarios individuales. Tal es el cometido de los estudios prospectivos en educación, que abarcan toda la actividad educativa, en un concepto de educación permanente, dentro y fuera del sistema educativo. Sin embargo, no se refiere tanto a los niveles educativos, producto de una ordenación circunstancial como a grandes temas, siempre inconclusos.Tales son como los objetivos de la educación; los contenidos tradicionales y la enseñanza anticipativa; la formación del profesorado; los métodos y las modalidades de enseñanza; los medios de enseñanza y las innovaciones tecnológicas en la educación; las relaciones escuelasociedad; la educación y el trabajo; la comunicación de masas y la educación permanente; la educación científica y el desarrollo tecnológicos, etc.

La educación es uno de los sectores de la actividad social en el que resulta hoy más indispensable un planteamiento prospectivo, esto es, un análisis centrado en la consideración de los «futuros alternativos» que se presentan como posibles.

Una investigación de esta naturaleza, al versar sobre las hipótesis que a largo plazo pueden convertirse en hechos reales (no debe olvidarse que la prospectiva no pretende predecir el futuro), va más allá de la mera previsión de eventualidades o de la extrapolación de las tendencias actuales. Por otra parte, tampoco se limita a formular un esquema de comprensión y explicación del futuro, sino que contribuye eficazmente a proporcionar los instrumentos adecuados para encaminarse al porvenir en la dirección deseada. Se trata, por tanto, de un elemento imprescindible para la política educativa, si ésta no ha de continuar indefinidamente sometida a la acuciante urgencia de lo imprevisto, y sí, en cambio, procurar la consecución de un equilibrio entre lo colectivo y lo individual en la formación humana, y de la construcción de un nuevo y auténtico humanismo basado en la paz social, en la libertad y en la dignidad de la persona, junto a una radical apertura de aquélla a los valores del espíritu.

Sin duda, el criterio orientador para un acertado enfoque prospectivo sobre la educación se resume actualmente en la expresión educación permanente, que es en sí misma una respuesta ante la necesidad de vivir en el cambio y que, seguramente, constituye la fórmula más idónea, una vez haya desplegado toda su potencialidad para la organización de la educación en la sociedad postindustrial. Pero la prospectiva de la educación no puede desligarse de una investigación más amplia, esto es, de un análisis de las posibilidades que encierra el futuro de la sociedad en su conjunto, análisis que debe proporcionar información para alternativas válidas cargadas de esperanza.

Para acertar a diseñar estrategias educativas capaces de hacer realidad estos propósitos, resulta fundamental poseer un sólido conocimiento sobre la estructura de la sociedad y su sistema de valores, así como de las organizaciones e instituciones que constituyen el entramado del sistema social y de las formas de relación social. Es preciso poseer también ideas concretas sobre cuáles pueden ser los ámbitos de los nuevos descubrimientos científicos y de las nuevas técnicas. Igualmente es necesario saber valorar las alternativas de la evolución demográfica futura y de los movimientos migratorios en los procesos de urbanización e industrialización, así como el potencial de crecimiento económico. En suma, es preciso disponer de una serie de hipótesis generales que describan el sentido en el que puede producirse el cambio histórico a largo plazo.

Los principales instrumentos de trabajo de la prospectiva son los estudios y las reuniones. Los estudios se deben centrar en la elaboración de escenarios alternativos, gracias a diversos métodos prospectivos (analogía, paradigmas, simulación, etc.),y a múltiples técnicas de investigación decisional (camino crítico, control PERT, análisis de sistemas, investigación operativa, etc.), si bien siguen pesando mucho las opiniones subjetivas de los expertos en un marco interdisciplinario y con un horizonte a medio y largo plazo. En todo caso, lo que más importa es lograr una actitud prospectiva en el análisis de los problemas y en la solución de los mismos, contrastando a tal efecto los estudios relevantes más generales (realizados gracias a diversos métodos y con ópticas incluso contradictorias) en debates sistemáticos pluridisciplinarios, en torno al sector o a problemas concretos que interesa dilucidar.

Pese a estos limitados esfuerzos concretos, hay que llamar la atención sobre el actual desfase de nuestro país en la utilización de este importante instrumento de trabajo, tanto para el sector público como para el privado. Como primera medida debería ser auspiciada la creación de un centro de documentación prospectiva, tema sobre el que se publica un gran número de obras en nuestros días. En torno a ese centro de documentación se podrían organizar reuniones de alto nivel para sensibilizar a directivos y líderes sobre el potencial real de los trabajos prospectivos. De las conclusiones de estas reuniones podrían nacer, más tarde, no sólo un programa de postgrado y de formación en servicio, de nivel universitario, sino también las orientaciones para que el desarrollo curricular del sistema educativo incorporase los más adecuados contenidos globales (problemática mundial) y métodos educativos anticipatorios (proceso de solución de problemas), además de otras iniciativas.

La prospectiva empieza a ser hoy en día moneda común en muchos países, dispuestos a asumir las responsabilidades y las oportunidades de futuro. En España seguimos teniendo pendiente aún esta asignatura, de “coherencia global”.

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