Más de 20.000 estudiantes, desde Infantil a universidad, se incorporan hoy a clase después de dos semanas de vacaciones. Pero volver a ponerse las pilas no es tarea fácil y es habitual cierta apatía e incluso algunas molestias físicas aunque tras el un periodo de adaptación, que según los expertos no llega a los tres días, todo debe volver a la normalidad.
Atrás quedan concretamente dieciséis días de asueto y diversión en los que han primado los juegos, principalmente electrónicos, la televisión y el levantarse tarde. Por ese motivo volver a la rutina diaria no es fácil. Los expertos apuntan que no existe la llamada depresión postvacacional y que más bien se trata de una «semidepresión» que se caracteriza por un sentimiento de tristeza, falta de sueño y ansiedad, que precisa de un periodo de adaptación.
La Sociedad de Medicina de la Familia y Comunitaria insiste en que: «No es una enfermedad y que las molestias deben asumirse como propias de un cambio de rutina». Así, han apuntado que el denominado síndrome postvacacional es un cuadro que «podríamos definir como de desadaptación, con algunos puntos en común con la depresión leve, manifestándose con numerosos y variados síntomas como hastío, inapetencia, desinterés, cansancio, cefaleas, insomnio, dolores musculares, malestar general, cambios de humor, reactivación o agudización de enfermedades que estaban latentes, etc. Estos síntomas, aunque pasajeros por lo general, no requieren ningún tratamiento, ya que suelen desaparecer por sí solos”.