La Semana. MH, 16/12/2024
Por: J.B.
La semana pasada me llamó, muy contento de poder demostrarme las bondades de Pedro Sánchez (en este artículo, para no repetirme, voy a quitarle provisionalmente el apelativo de “Pinocho” que muchos, yo incluido, piensan que le viene como anillo al dedo), un amigo (espero que no se moleste si digo que es afín al socialismo actual, a Sánchez y a Zapatero) para ver si había leído un artículo publicado recientemente por el “El Economista” (el pasado 9 de diciembre), en el que, entre otras cosas, se decía lo siguiente: “ En la actualidad, la economía nacional ha presentado una recuperación más poderosa que las grandes economías de la zona euro y si la comparación se realiza a partir de 2022, España protagoniza uno de los ‘mini-ciclos’ de crecimiento más intensos en el mundo desarrollado, tal y como revela un gráfico publicado por la agencia S&P Global en su informe de previsiones para 2025”
Según el artículo citado, las causas del “milagro español”, que nos pone por delante (en cuanto a crecimiento del PIB) de EEUU, Francia, Alemania o Bélgica, son: Un crecimiento de la población más intenso, una fuerte creación de empleo, el boom del turismo y un sector productivo muy intensivo en los sectores que han funcionado mejor tras el covid.
El crecimiento del PIB entre el cuarto trimestre de 2019 y el segundo trimestre de 2024 estuvo sostenido, casi en su totalidad, en el consumo público y en la demanda exterior neta.
No se sabe muy bien por qué (se puede suponer que es para dar una visión muy positiva de la situación actual y futura de España, con Sánchez a la cabeza), los analistas de S&P, a los que hacía referencia el artículo, calculaban el crecimiento del PIB acumulado (puntos porcentuales) desde 2022 hasta 2024, ambos inclusive, y su conclusión era: “La economía de España se acerca a los 12 puntos de PIB acumulado (teniendo en cuenta que este 2024 crecerá más de un 3%), mientras que la de EEUU, en segundo lugar del ranking, ha crecido unos 8 puntos acumulados. Después aparecen a gran distancia las economías europeas, dejando a España como gran ganadora entre los países más importantes del mundo desarrollado”.
El artículo de El Economista contaba también, en base a los datos del Banco de España, que el crecimiento del PIB entre el cuarto trimestre de 2019 y el segundo trimestre de 2024 estuvo sostenido, casi en su totalidad, en el consumo público y en la demanda exterior neta. En concreto, la contribución conjunta de estos dos componentes explicaba 4,5 puntos porcentuales de un aumento del PIB del 4,7% (2,2 pp de la demanda exterior neta y 2,3 pp del consumo público).
Cualquiera que haya leído el artículo mencionado o lo que extracto en este artículo podría pensar que en España estamos locos por criticar a Sánchez y pedir que se vaya o que se sería una locura que le botemos de la Moncloa (no confundir con votar). ¡A lo mejor tenemos una avalancha de estadounidenses que vienen a España a vivir!
Leyendo por ahí y por allá, encontré otro artículo (fechado el pasado 10 de mayo), curiosamente también en “El Economista”, que decía cosas como las siguientes:
“España es el país europeo con mayor caída en la renta per cápita y en el poder adquisitivo”, también escribía Jose María Triper (autor del artículo): “Dice el proverbio popular «que los árboles no te impidan ver el bosque». Y, (desde el gobierno) se ufanan del árbol del PIB, con un crecimiento 0,7% en el primer trimestre de 2024 y del 2,5% en 2023, y no ven, o no quieren dejarnos ver, el bosque de una economía en fase de eso que muchos economistas definen como recesión silenciosa”.
Si miramos la evolución media del PIB entre 2019 y 2023, vemos que en España es de 2,3 puntos, un 50% inferior al 5,6% de media de la UE en el mismo periodo
Lo que no decía entonces el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, es que el crecimiento de 2023 ha sido claramente inferior al de 2022 cuando creció el 5,8%. Analizando un plazo más amplio, los datos ya no serían para presumir, sino que serían más bien para llorar y para para ponerse las pilas. Nuestro país fue el que más cayó en Europa en 2020, con un desplome del 11,2 % del PIB frente al 5,6 % de la media europea.
Si miramos la evolución media del PIB entre 2019 y 2023, vemos que en España es de 2,3 puntos, un 50% inferior al 5,6% de media de la UE en el mismo periodo, en el que Portugal alcanzó un 7,8% e Irlanda un 35,4%. Es decir, nos queda mucho camino por recorrer.
También recordaba el artículo que la renta per cápita de España en 2023 estaba un 14% por debajo de la media europea, cuando antes de la pandemia era sólo un 9% inferior y que el poder de compra de los españoles ha caído en 5,5 puntos entre 2019 y 2023.
Una caída que contrasta con el incremento de renta per cápita en 18 de los 27 países de la UE, incluidos Portugal, con una mejora del 1,3 %, e Irlanda alcanza el 23,7 %.
Por último, leí en el prestigioso medio británico “The Econonomist” un artículo, fechado el 4 de octubre de este año, en el que no dejaban a Sánchez muy bien parado con frases como:
«Se aferra al poder a costa de la democracia», “Es un estratega astuto y despiadado», etc.
Denunciaba el medio ingles que las políticas de Sánchez «están costando la calidad de la democracia», además de afectar negativamente a la estabilidad española. Criticaba fuertemente también el caso que afecta a su esposa, los pactos con los independentistas, la amnistía (la consideraba “una consecuencia de su obsesión por mantenerse en el poder y algo peligrosos, ya que puede suponer un problema para la cohesión territorial”) y su fijación por mantener su Gobierno de coalición.
Da igual lo que otros presidentes hiciesen antes (hay algunos que dicen que también cedieron muchas cosas a los nacionalistas Aznar, Rajoy o González, al que ahora vilipendian los que antes lo adoraban), lo de Sánchez y sus mentiras no tiene parangón.
Conclusión: Cada uno debe extraer sus propias conclusiones leyendo diferentes enfoques y teniendo en cuenta los posibles sesgos de cada información. Los tres artículos mencionados tienen diferentes visiones y análisis a la hora de ver la situación de España y el valor de Sánchez. No podemos decir que la economía va muy mal (aunque en el primer artículo no se tiene en cuenta el pequeño detalle de que España crece más porque antes decreció mucho más que los demás), pero tampoco podemos decir que va muy bien (los datos del segundo artículo avalan este comentario) cuando el crecimiento se basa en el gasto público (pan para hoy y hambre para mañana). También es innegable que Sánchez está hipotecando España (como se critica en el tercer artículo) para mantenerse en el poder y que las consecuencias pueden ser catastróficas en el futuro. Da igual lo que otros presidentes hiciesen antes (hay algunos que dicen que también cedieron muchas cosas a los nacionalistas Aznar, Rajoy o González, al que ahora vilipendian los que antes lo adoraban), lo de Sánchez y sus mentiras no tiene parangón.