La U.D. Melilla vuelve a tropezar en la misma piedra y sigue sin levantar cabeza. El conjunto azulino, en la zona de descenso y atrapado en una dinámica negativa que parece no tener fin, cayó nuevamente este domingo lejos del Estadio Municipal Álvarez Claro, donde sigue sin saber lo que es ganar esta temporada. Ni la llegada del nuevo técnico, Javi Motos -que solo ha sumado 2 puntos de 12 posibles- ha logrado, por ahora, alterar el rumbo de un equipo que continúa consumiéndose en una inercia preocupante. La derrota ante el Lorca por 1-0, la quinta como visitante del curso, añade otro capítulo a una historia que la afición empieza a vivir con resignación y cansancio, tal y como está ocurriendo desde hace bastantes jornadas de errores repetidos, frustraciones acumuladas y un proyecto que no encuentra respuestas.
El conjunto azulino comenzó bien asentado sobre el césped del Estadio Francisco Artés Carrasco, con una actitud valiente y líneas adelantadas. En el minuto 11 llegó la primera gran ocasión visitante: Dago conectó un potente cabezazo, pero el cancerbero Ernestas respondió con reflejos para evitar el 0-1.
Los azulinos insistían, especialmente por los costados, con buenas combinaciones, y Adrián Tovar dispuso de otra oportunidad clara, aunque su tiro se marchó desviado.
Pero cuando mejor estaba el conjunto de Javi Motos, llegó el mazazo. En el minuto 26, Jaime Escobar, lateral del Lorca, sorprendió con un derechazo desde más de treinta metros que se coló en la escuadra del guardameta Olmedo. Un golazo que encendió a la grada y que golpeó anímicamente a un Melilla que, pese a ello, supo reaccionar con varias llegadas antes del descanso. Dago y David Alfonso buscaron el empate, pero siempre apareció la figura de un sobresaliente Ernestas.
Tras el descanso, el técnico del Melilla movió el banquillo para ganar verticalidad con Chavarría y Gomis, y el equipo respondió controlando el partido, y la oportunidad más clara la tuvo Claverías, que remató a bocajarro tras un pase de Adrián Tovar en el área pequeña, pero de nuevo el meta local evitó el empate con una parada en dos tiempos en el minuto 57.
El Melilla seguía insistiendo y en el 72’ un cabezazo envenenado de Dago estuvo a punto de significar el 1-1, pero Ernestas, convertido ya en héroe local, volvió a desbaratar la ocasión.
El Melilla puso toda la ‘carne en el asador’, pero careció de claridad en los metros finales, mientras que el Lorca, más práctico que brillante, supo sufrir para amarrar su sexta victoria consecutiva.
El Melilla volvió a mostrar síntomas ya demasiado conocidos, momentos de buen juego, pero falta de contundencia, errores que penalizan, incapacidad para puntuar fuera y una sensación general de fragilidad. Un guión repetido hasta la saciedad.
Mientras el Lorca se consolida en los puestos de privilegio, los azulinos siguen anclados en la zona de descenso y sin señales reales de mejoría. La dinámica preocupa, no solo por los resultados, sino por la percepción de que las jornadas pasan y el equipo no reacciona, aunque aún queda mucho tiempo para salvar la nave.
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