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Llueve sobre mojado

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Llueve sobre mojado en Ceuta y en Melilla en lo que a reivindicaciones soberanistas de Marruecos se refiere. Ya pronosticábamos hace tan sólo unos días que declaraciones de Marruecos en esa línea a través de una carta ante la ONU no serían las últimas. Menos de una semana después nos llegan otras, aunque esta vez no de forma directa, sino indirecta, por boca de quien fue una ministra del Gobierno de España entre 2004 y 2007, María Antonia Trujillo, la primera ministra de Vivienda que tuvo nuestro país.
En este caso, como en el de las declaraciones oficiales del país vecino, tampoco era la primera vez, pues hacía apenas mes y medio que María Antonia Trujillo soltó su discurso promarroquí en lo que respecta a las dos ciudades españolas del norte de África. La sorpresa no es por la novedad, sino por la reincidencia y, sobre todo, por venir de donde vienen, de quien fuera ministra, un cargo por el que en su día juró lealtad al Rey y guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado en la que, por cierto, Melilla aparece en varias ocasiones como parte del país.
Es una incógnita si entonces, cuando hizo el juramento, tenía ya los pensamientos que tiene ahora sobre Ceuta y Melilla. Es de suponer que no, que esos pensamientos anexionistas llegaron después, desde que empezó a vivir en Marruecos, aunque como ministra tampoco es que pusiera las cosas fáciles a esta ciudad, como demostró con su venganza al tardar bastantes meses más de lo habitual en autorizar la obra de la Plaza de San Lorenzo, la misma que ahora quieren cargarse desde el Gobierno de Melilla parcelándola para hacer infraestructuras. Aquella polémica fue muy sonada en su día, hace muchos años, y los perjudicados, como siempre, fueron los melillenses, ya que la firma de la ministra era necesaria por no tener la Ciudad Autónoma las competencias de Urbanismo.
Dejando a un lado la historia y volviendo a la actualidad, las declaraciones de Trujillo no se pueden dejar pasar, como han invitado a hacer la Ciudad Autónoma y el PSOE. Argumentan que eso sería caer en su juego de difusión del mensaje promarroquí sobre nuestra tierra. Pero olvidan el daño provoca ignorar los ataques en vez de hacerles frente, porque no sólo pueden ir a más, sino que, encima, el mensaje va calando poco a poco y quien pierde es Melilla. ¿Por qué no ha habido una respuesta contundente desde el Gobierno de España, del que formó parte Trujillo, y que fue el que la colocó en la Embajada española en Marruecos? Y qué decir de Zapatero, que estuvo con su ex ministra en el mismo foro donde lanzó el ataque verbal contra Melilla y Ceuta. Respondió con un simple “no” cuando le preguntaron si estaba de acuerdo con lo que había dicho Trujillo. ¿Qué pasa? ¿A qué viene tanto recato? ¿Es porque se trata de fuego amigo? El PSOE, desde Ferraz, puede hacer mucho para cortar estos ataques y, sin embargo, guarda silencio. Gloria Rojas puede hacerse la despistada y decir que no sabe si la ex ministra sigue siendo afiliada, pero seguramente no sea más que una maniobra de distracción para salir del paso en una situación comprometida. No se da cuenta del daño que eso hace tanto a la ciudad como a su propio partido porque van sumando argumentos para la desconfianza.

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