Los británicos han votado salir de la UE, Brexit, en el referéndum celebrado el 23 de junio en Reino Unido que convocó el Premier Cameron, defensor de la posición de continuar en la UE pero que ha fracasado; por ello, ha dimitido con efectos de octubre 2016. Las encuestas previas al referéndum auguraban la salida de la UE, pero no las posiciones de las casas de apuestas, …
…y el resultado ha sido una sorpresa muy desagradable para las instituciones europeas, los ciudadanos y las empresas. También ha generado gran frustración en la población joven europeísta del Reino Unido que, lamentablemente, por insuficiente información ha participado poco en la votación, frente a sus mayores que han votado Brexit mayoritariamente. De otro lado, el resultado ha estimulado el separatismo de Escocia y de Irlanda del Norte pues su población ha votado, mayoritariamente, por la permanencia. Lógicamente, la City, capital financiera de Europa ha sufrido un gran sobresalto pues representa el 25% del PIB de Gran Bretaña. En resumen, se ha producido una gran fractura ciudadana, desilusión en el mundo político y de los negocios, y, en general, desde ya, es palpable el arrepentimiento de haber convocado y celebrado este referéndum sin condiciones previas, ni datos exactos de los costes-beneficios económicos entre UK-UE y de las graves consecuencias que la salida va a conllevar para los ciudadanos británicos pues en su economía apenas tiene peso la agricultura y la industria y está centrada en el sector servicios, el 42%, y el 25% del sector financiero.
Evidentemente, el Premier Cameron no ha seguido un razonamiento científico efectuando, previamente, algún ensayo de alcance parcial con alguna pregunta sobre un tema concreto evitando preguntar algo tan trascendental como “salir o permanecer” en la UE. En efecto, no cabe perder de vista que el debate interno se ha centrado en la inmigración y refugiados siendo así que GB no pertenece al espacio común del Tratado de Schengen firmado por los miembros de la UE en 1985 con efectos desde 1995.
Por ello conviene analizar las circunstancias de este referéndum que ha tenido cuatro graves errores:
1º) Porque su convocatoria no era legalmente necesaria y Cameron lo convocó para afianzarse en el liderazgo del partido Tory resolviendo su inestabilidad interna, pues en su partido existe, desde el ingreso de Gran Bretaña en la Unión Europea una clara división por el deseo de los euroescépticos de abandonar la UE.
2º) Porque el referéndum se convocó sin condiciones. En efecto, debió exigirse, para dar ganador al Brexit, que el voto favorable obtuviera una mayoría cualificada sobre el censo electoral; por ejemplo, más del 50% del total del censo, por la importancia de la materia y los graves efectos, que se producirían sobre la economía del país.
Me viene a la memoria la ley de la Claridad aprobada por el Parlamento de Canadá en 2000 tras el informe solicitado al Tribunal Supremo sobre el referéndum de Québec. Dijo el Tribunal Supremo que para posibles futuros referéndum propuestos por los separatistas de Québec habría de establecerse algún quórum reforzado, por la trascendencia que tiene la posible división de un país. Por ello la ley de la Claridad dispone que si llega a repetir el referéndum separatista estará sujeto a condiciones, plazos, claridad de pregunta y limitaciones de repetición, pues no puede plantearse la separación de forma reiterada ya que, si llegara a ganar la secesión ésta resultaría irreversible.
3º) Por la falta de datos exactos, económicos y de cifra de población inmigrante, utilizados en la campaña del Brexit. Los ultranacionalistas de Farradan han hecho una campaña populista basada en datos falsos, como han reconocido posteriormente; así, los anuncios decían que Europa cuesta 350 millones de Libras cada semana a Gran Bretaña y que, de estar fuera, podrían destinarse a servicios sociales. Además, ha faltado transparencia sobre el deseo de permanencia de segmentos de la población joven respecto al cálculo de costes-beneficios económicos (directos e indirectos de la pertenencia) derivados de las relaciones comerciales así como de la efectiva capitalidad financiera.
4º) La campaña del referéndum tampoco ha explicado claramente los efectos políticos, económicos y sociales de la salida de la UE. La falta de datos exactos suficientes y la propia formulación del “todo o nada” puso a la población ante esa elección “cara o cruz” y esos elementos prueban objetivamente el error de planteamiento de este referéndum. No creo que los británicos se atengan a este resultado y para arreglar esta situación, seguramente, convocaran un nuevo referéndum revocatorio aprovechando el plazo de dos años de procedimiento de salida previsto en el art.50 del Tratado de la Unión.
John Carlin ha publicado un artículo en el País internacional del 26 de junio titulado “El mundo debe dar las gracias al Reino Unido” porque todos vamos a aprender de este “error incomprensible, demencial y de épicas proporciones”; “malo para el Reino Unido pero bueno para todos los demás”, pues este resultado hará “más difícil que los estadounidenses elijan a Trump o los franceses a LePen”. Las elecciones generales se han celebrado en España el 26 de junio y, creo, que el Brexit ha producido un efecto directo sobre el sentir europeísta de los españoles para votar con prudencia, una vez contempladas las caras desencajadas de los ingleses europeístas y ante el evidente riesgo comunista-populista, antieuropeo, que se aproximaba peligrosamente a España.
CONCLUSIÓN: Ha sido un gran error del Premier Cameron efectuar la convocatoria del referéndum celebrado el 23 de junio en Gran Bretaña sobre la salida o permanencia en la UE, que ha dado como resultado el Brexit. Ha sido un referéndum improvisado y políticamente frívolo, al no haber fijado condiciones previas de exigir mayoría cualificada para decidir la salida. Además, los nacionalistas han utilizado datos falsos y los jóvenes apenas han participado siendo los más afectados. Ha quedado probada una excesiva ligereza política ante una decisión tan trascendental.