El mallorquín no pudo conseguir el trono, que le hubiera supuesto su quinto título en Madrid. Nada que objetar a la victoria del escocés Murray en dos sets en la final por 6/3 y 6/2. Esta vez, la comunión que suele haber en Madrid entre el público y el mallorquín no fue suficiente para este lograr esa quinta corona, que le hubiera evitado además descender a la séptima posición en el ranking de la ATP, puesto que defendía los 1000 puntos del título conseguido en la Caja Mágica el año pasado. Las cosas empezaron a torcerse desde el principio. En un santiamén el escocés ya tenía 3-0 arriba y las caras de la parroquia eran de sonrisa forzada, porque Rafa Nadal siempre puede remontar… y no sería la primera vez, ni desde luego será la última. Pero enfrente tenía a una gran figura del tenis mundial, muy profesional y con recursos de gran campeón, que venía de ganar en Munich (tierra batida) y había estado entrenando previamente diez días en Barcelona para mejorar su juego sobre tierra batida, con vistas a rematar la temporada en Europa en esta superficie: Roland Garros.
Gran revés a dos manos tanto para jugar el cruzado como el paralelo, pegando a la bola cuando sube, es un frontón en el fondo de la pista devolviéndolo todo, excelente saque, sobre todo cuando lo hace desde el lado del deuce, cortadito y abierto al revés de Rafa, un suplicio para éste restarlo. Andy ha jugado toda la tarde totalmente concentrado, serio. No hace falta seguir porque el escocés es que juega así, con todos esos recursos, y por eso es normal que esté en el ranking entre los tres primeros del mundo.
No vamos a cargar las tintas ahora sobre si Nadal está mal o qué le pasa (en las ruedas de prensa cuando le preguntan sobre ello, tuerce el gesto y se le agría el carácter. Normal) porque eso sí, lo ha intentado todo hasta la última bola, con gran pundonor, como es habitual en él, pero con las características de su juego en la actualidad y ya la habíamos advertido hace unos días, no va a poder ganar el Roland Garros, con gran pesar para todos nosotros, que suspiramos por verle con la décima copa de los mosqueteros… No obstante, queda el torneo de Roma esta semana que viene, una semana de descanso (para Rafa entrenamiento intensivo en París) y puede ocurrir de todo, claro.
Cuando no van las cosas bien, Nadal juega con ansiedad, se precipita, y eso le hace cometer errores no forzados, tanto con el drive como con el revés. Su saque es débil y no hace daño, y además juega con demasiados segundos saques, con mucho efecto, eso sí, pero como eso lo conocen ya hasta los aficionados a otros deportes, los contrarios, sobre todo los muy buenos, le tienen tomada la medida. Es cierto que a lo largo del torneo ha ido mejorando su juego de forma indubitable, pero los contrarios situados en el top cinco del ranking mundial, por ahora, van a ser infranqueables.
Una versión esperanzadora: A lo largo de su historial jalonado de victorias, Nadal ha llegado al final de la temporada hecho trizas, lesiones, no ha podido ganar todavía el torneo de Maestros, que es el último de la temporada, alguna final de Copa Davis no la ha podido jugar por estar lesionado, algunos Masters 1000 de final de temporada sigue sin ganarlos (Paris-Bercy, Shanghay)… A lo mejor éste año, afortunadamente para todos, se vuelven las tornas.
