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Las obras de Interior en Aguadú dañan 29 especies y afectan al 65% de la zona natural protegida

Las obras en la valla fronteriza de Melilla han dañado gravemente el entorno natural y afectado a 29 especies. La Ciudad Autónoma de Melilla está considerando un proceso judicial y está solicitando la paralización de las obras.
aguadu

Las obras que el Ministerio del Interior está realizando en la valla fronteriza entre España y Marruecos en Melilla, concretamente en la Zona de Especial Conservación (ZEC) de Aguadú, ha provocado que 29 especies hayan resultado “altamente dañadas”. Esta es una de las conclusiones del informe científico que la Ciudad Autónoma de Melilla encargó la semana pasada a la Universidad de Granada (UGR) sobre los daños que estas obras están provocando en la ZEC de Aguadú, que la Consejería de Medio Ambiente y Naturaleza pidió, sin éxito, que pararan.

En rueda de prensa, el consejero de Medio Ambiente y Naturaleza, Manuel Ángel Quevedo, ha dado a conocer este informe y ha avanzado que la Ciudad Autónoma de Melilla se encuentra elaborando un informe jurídico sobre este asunto, que “tiene pinta de que va a terminar en un proceso judicial” y sobre el que piensa informar a las autoridades ambientales europeas.

Las obras están afectando “gravemente” al entorno natural en el que se encuentra porque, según ese estudio, “han modificado sustancialmente el paisaje y la geología del lugar en alrededor del 65 % de su recorrido lineal” en esta ZEC, que cuenta con, aproximadamente, 6,5 hectáreas.

De ellas, alrededor de 2,7 hectáreas “ahora aparecen recubiertas de residuos terrígenos blanquecinos” por las obras, en las que “ha sido removido el suelo o ha sido cubierto por grandes bloques de desecho desplazados de su posición inicial por el desarrollo de las obras, con la correspondiente eliminación de la vegetación”.

 

Las especies dañadas

El informe de la UGR incluye una relación de “algunas de las especies importantes que han resultado altamente dañadas como consecuencia de las obras”, concretamente 29.

Además, resalta la eliminación de los tres únicos ejemplares de palmito (Chamaerops humilis) que se conservaban en la flora silvestre natural de Melilla; 17 ejemplares de jara blanca (Cistus albidus); cinco de torvizco (Daphne gnidium), “especie que ahora se ha de considerar extinta en nuestra flora silvestre”; uno de los dos ejemplares de araar que conservaba la ZEC (Tetraclinis articulata); y “22 ejemplares de la joya más valiosa de nuestra flora, la jarilla cabeza de gato (Helianthemum caput felis), presente en la Directiva Hábitat”.

Asimismo, la UGR insta a “esperar para ver la influencia real de las obras en el comportamiento de aves migratorias de alto valor ecológico, especialmente de rapaces como el halcón tagarote, (Falco pereginoides) y el cernícalo primilla (Falco naumanni) y de aves marinas como la gaviota de pico rojo (Ichthyaetus audouinii)”.

El consejero ha destacado la gravedad de la situación y no ha ocultado su malestar por la actitud del Ministerio del Interior en esta obra, ya que no han sido atendidas ninguna de sus solicitudes para que pararan los trabajos, habida cuenta que este lunes “han vuelto a meter máquinas” en esa zona protegida sobre la que “no se ha hecho el menor estudio”.

“Ni siquiera una mera comunicación a la administración competente, que es la Ciudad Autónoma”, ha lamentado Quevedo antes de reprochar a Interior su “desconocimiento técnico importante” por haber mantenido en esta ZEC varios árboles que son especies invasoras y, en cambio, haber eliminado especies autóctonas protegidas, como señala el informe de la UGR.

“Erróneamente, y ante la falta de información científica anterior, los encargados de las obras pensaron en que no fueran demasiado afectados los árboles pino carrasco y palmera canaria, cuando precisamente se presentan en nuestro clima subárido como especies con cierto carácter invasor que influyen negativamente desplazando a la vegetación natural”, apunta dicho estudio.

 

Peticiones del informe

Por ello, la UGR incluye en su informe científico una serie de peticiones, entre ellas una reunión inmediata de todas las partes afectadas y la paralización de las obras y “prevención futura de agresiones y eliminaciones de las numerosas joyas ambientales de la flora y fauna silvestres norteafricanas en este espacio natural protegido por Europa de la Red Natura 2000 y por la Ley 42/2007 del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad”.

Además, solicita un seguimiento del estado de la zona, la sustitución de materiales que se están empleando en esta obra por otros de origen natural y evitar vertidos al mar, donde “ha aumentado claramente la turbidez de las aguas” y “que pueden empezar a afectar al hábitat marino protegido”, como son los arrecifes y “dos especies emblemáticas”, como son la Patella ferruginea y Dendropoma lebeche.

Quevedo ha mostrado la “gran preocupación” de la Ciudad Autónoma por este asunto y ha señalado que se encuentra a la espera de tener el informe jurídico para saber si puede ordenar la paralización de la obra.

Ha avanzado que se pondrá en contacto con el Ministerio para Transición Ecológica para conocer si el paso de informar a Europa de lo que está sucediendo en Aguadú corresponde darlo al Estado o a la Ciudad.

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Redacción

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