Melilla es una ciudad particular que, por su reducido tamaño y por su localización geográfica, presenta unas dificultades intrínsecas de difícil solución. Todo joven melillense con los pies en el suelo tiene que plantearse la posibilidad de tener que emigrar para desarrollarse plenamente en lo personal o en lo profesional. El destino, caprichoso destino, puede determinar que las habichuelas le esperen a uno en el lugar más insospechado del planeta. Pero para emigrar y tener éxito se tienen que cumplir unas condiciones mínimas, como tener experiencia laboral, o tener formación académica, o conocer idiomas, o gozar de buena salud y disponer de contactos en destino, etc.
Una de las mejores armas para tener éxito a la hora de emigrar es la formación académica, sobre todo si se trata de una ingeniería o estudios relacionados con la administración de empresas. Y en el corazón de las ingenierías, los estudios empresariales, y otras carreras de corte científico están las matemáticas. Es difícil tomarse en serio a unos padres que no controlen las notas de sus hijos. Tampoco pueden presumir de ser perfectos unos padres que no persuadan a sus hijos para que sobresalgan en matemáticas –sin descuidar las demás asignaturas obviamente-.
Las matemáticas son como las artes marciales; su aprendizaje y dominio requieren un largo recorrido de esfuerzo y ejercicio que empieza a edades tempranas. Si el niño o la niña va mal en matemáticas, se le apoya y se le hace un seguimiento desde cerca. Y si fuese necesario, se le consigue un tutor para ayudarle a coger el ritmo, pero solo hasta que coja forma y pueda “volar” por su cuenta. Con las matemáticas hay mucho “dar cera, pulir cera” – por si les suena esta mal traducida expresión de la película Karate Kid-. Las herramientas más importantes para el estudiante que quiera sobresalir en matemáticas son un boli barato y papel, mucho papel – al peso vamos-, y que corra la tinta, y cuanto más, mejor… “dar cera, pulir cera”. Dime cuanto papel y boli gastas, y te diré cuan bien lo estás haciendo para coger forma en matemáticas.
Actividades como las que se organizan en Melilla, en las que niños y niñas participan en olimpiadas de matemáticas son una autentica bendición. En Melilla nos hace falta mucho de eso, porque esos niños y esas niñas serán capaces algún día de sacarse buenas carreras y trabajar allá donde les plazca. El inglés es otro pilar indispensable pero de eso no toca hablar hoy. Recuerden; enséñenles a sus hijos y a sus hijas a “dar cera, pulir cera”, con constancia, con amor por el trabajo bien hecho, con afán de superación, y les abrirán las puertas a una buena carrera académica y profesional allá donde decidan establecerse. Las matemáticas son un magnifico “botón de llamada” de ese gran ascensor social llamado “Sistema Educativo”. Lástima que servidor tenga que viajar mucho por trabajo porque de lo contrario me habría buscado un local barato en Melilla y a dar clases de apoyo de matemáticas a niños y niñas de familias desfavorecidas; bonita forma de contribuir a romper el círculo de pobreza en las que se ven atrapadas muchas generaciones desheredadas.