La Semana Santa de Melilla ha cerrado con gran éxito y emoción, a pesar de un inicio complicado por las inclemencias del tiempo. La tradicional procesión de La Pollinica, que abre la programación cofrade, tuvo que ser suspendida debido a la lluvia, dejando un sabor amargo en los primeros compases de la semana.
Sin embargo, a medida que avanzaron los días, la ciudad vivió intensamente cada jornada de pasión y devoción. El fuerte viento fue protagonista en varias de las procesiones, poniendo a prueba la organización y el esfuerzo de las cofradías, pero no logró frenar la fe ni el compromiso de los melillenses.
Las calles se llenaron de público para acompañar a los pasos, que salieron con solemnidad y recogimiento, regalando imágenes emocionantes a fieles y visitantes. El balance final ha sido positivo, destacando la entrega de los cofrades y la colaboración de los cuerpos de seguridad y emergencias.
Melilla ha demostrado una vez más que su Semana Santa es un referente de fervor y tradición en la España del norte de África.