En la mañana de ayer fueron muy numerosos los melillenses que nada más sentir el terremoto que hizo vibrar a Melilla ayer a las 5,22 horas durante algo más de 20 segundos, se tiraron literalmente a la calle. De hecho fue muy frecuente ver en plena vía a niños y adultos en pijamas, batas y todo tipo de atuendos de dormir. Y así como una gran parte dirigieron sus pasos hacia lugares alejados de las viviendas como son los pinares de Rostrogordo, que se convirtieron en una especie de romería, otros optaron por el paseo marítimo, parques o grandes plazas como las de San Lorenzo o las Culturas. Pero sin embargo otros decidieron inundar las cafeterías de la ciudad haciendo cierto es aquello de que “a mar revuelto ganancia de pescadores”. De hecho, algunos empresarios del sector adelantaron el horario de apertura y a las siete de la mañana había ya muchos establecimientos funcionando a pleno rendimiento. Y si bien es verdad que en algunos casos los clientes se instalaban en las terrazas e incluso pidiendo que alejaran en lo posible las mesas de los edificios, también llenaron por completo el interior de las cafeterías, Una situación que fue ayer muy comentada ya que a muchos ciudadanos les dio miedo quedarse en sus domicilios y no pareció causarles ningún temor meterse directamente en estos locales públicos.
