Con esta distinción, la Hermandad Monárquica reconoce no solo el valor artístico y religioso de la imagen, sino también su papel como símbolo espiritual y cultural de Melilla a lo largo de más de cuatro siglos
La Virgen de la Victoria, Patrona de Melilla, ha sido distinguida este jueves con el ‘Lazo y Medalla de Dama de Gran Cruz’, la máxima condecoración otorgada por la Hermandad Nacional Monárquica de España.
La ceremonia de imposición de esta distinción se celebró en la iglesia del Sagrado Corazón y se realizó por el presidente de la Hermandad Nacional Monárquica de España, José Fernández García y el Hermano Mayor de la Real y Franciscana Congregación de Nuestra Señora de la Victoria de Melilla Luis Manuel López de la Manzanara Gámez, tras ser bendecida por el Vicario Episcopal de Melilla, Eduardo Resa.
El acto contó con la presencia del presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda; de la consejera de Cultura, Patrimonio Cultural y del Mayor, Fadela Mohatar y del comandante general de Melilla, Luis Cortés Delgado, entre otras autoridades.
La Hermandad Nacional Monárquica de España, fundada en 1961 como heredera de la histórica Hermandad del Maestrazgo, defiende la Monarquía Parlamentaria y los valores constitucionales de la nación.
Valor artístico y religioso de la imagen
A través de este reconocimiento a la Virgen de la Victoria, subraya el valor simbólico e histórico de esta imagen para la ciudad de Melilla.
La devoción a la Virgen de la Victoria está documentada desde el siglo XVIII, aunque su origen se remonta probablemente a finales del siglo XVI.
Según consta en archivos históricos locales, fue proclamada oficialmente Patrona de Melilla en 1756, durante el gobierno de Antonio de Villalba y Angulo. Desde 2016 recibe culto en la iglesia del Sagrado Corazón, tras ser trasladada desde la Purísima Concepción debido a las obras de restauración necesarias tras el terremoto sufrido ese año.
La imagen de la Virgen de la Victoria es una talla manierista de finales del Renacimiento, con claras influencias de la escuela andaluza y posibles vínculos iconográficos con la patrona de Málaga, ciudad con la que comparte advocación.
A lo largo de los siglos ha sufrido diversas restauraciones, siendo la más importante la realizada en Sevilla por el escultor Antonio Infante Reina en 1930-1931.
Entre los hitos históricos ligados a esta talla mariana destaca su participación en rogativas y procesiones en momentos críticos para la ciudad, como la salida extraordinaria en 1719 para pedir el fin de un temporal, lo que afianzó la fe popular en su protección.
Con esta distinción, la Hermandad Monárquica reconoce no solo el valor artístico y religioso de la imagen, sino también su papel como símbolo espiritual y cultural de Melilla a lo largo de más de cuatro siglos.