Eso es algo que engrandece a Melilla y a los que viven en esta ciudad porque en estos tiempos de crisis, egoísmos y de sólo mirar a lo que nos afecta, el que haya muchas personas que colaboren y ayuden para llevar un poco de felicidad al prójimo, sobre todo cuando de niños se trata, es algo que nos debe enorgullecer En miles de hogares melillenses se vivió ayer la magia de los Reyes, sobre todo la ilusión de los más pequeños, por los regalos que les han traído sus Majestades los Reyes Melchor, Gaspar y Baltasar. Esa ilusión que sobre todo los niños pueden experimentar en su máxima expresión y que les lleva a un mundo de fantasía y felicidad.
Así varias han sido las iniciativas solidarias que se han llevado a cabo en nuestra ciudad, para que ningún niño se quede sin juguete. De este modo, tanto instituciones oficiales, como la propia Ciudad Autónoma, el INGESA o el Centro Penitenciario de Melilla; partidos políticos, como las Nuevas Generaciones del PP; organizaciones no gubernamentales como Cruz Roja o Melilla Acoge; entidades religiosas como la Cofradía del Cautivo o las Monjas del Monte María Cristina; distintas asociaciones de vecinos y grupos humanos conformados para ayudar a los demás, como Solidarios en Acción; entre otros muchos, han hecho posible que los Reyes sean para todos.
Porque todos los niños de Melilla tienen derecho a disfrutar de esta sensación que produce una jornada como la de ayer, que independientemente de su cariz religioso al ser una festividad propia de la Navidad, va mucho más ella y es vivida y disfrutada por melillenses de todas las confesiones religiosas. Es indudable en este sentido su enorme cariz social, para que ningún pequeño con ganas de tener un juguete, que sí tienen sus amigos o compañeros, él no lo pueda tener por falta de medios de sus padres. Es ahí donde todas las instituciones, asociaciones y organizaciones nombradas, y otras muchas que no hemos citado, las que juegan un papel muy importante en una sociedad como la melillense, que ha demostrado que es solidaria cuando la situación lo requiere.
Eso es algo que engrandece a Melilla y a los que viven en esta ciudad porque en estos tiempos de crisis, egoísmos y de sólo mirar a lo que nos afecta, el que haya muchas personas que colaboren y ayuden para llevar un poco de felicidad al prójimo, sobre todo cuando de niños se trata, es algo que nos debe enorgullecer.
La realidad es muy dura como para no hacer posible que al menos días mágicos como el de ayer no lo puedan disfrutar todos aquellos que lo deseen. Y con acciones solidarias como las que hemos visto todos estos días, sabemos que es posible lograrlo.
