Sánchez, antes de viajar a Marruecos la semana pasada, defendió el cambio del Gobierno al apoyar la propuesta de autonomía marroquí para la ex colonia española (el Sáhara). “Me reafirmo en que esta es la mejor posición en el interés general de España”, expresó poco antes de verse con Mohamed VI.
“Creo que es la mejor salida para encontrar una solución diplomática”, insistió Sánchez, que aseguró que “por múltiples motivos, no solo el migratorio, se tenían que normalizar las relaciones con Marruecos” y se refirió a los vínculos comerciales y de tránsito.
A lo largo de su carrera política Pinocho Sánchez se ha pronunciado sobre el referéndum de autodeterminación del Sáhara Occidental. Ya fuera como diputado raso en el Congreso, como secretario general del PSOE o como presidente del Gobierno a través de unos de sus ministros. Algunos ejemplos:
10 de noviembre de 2010. Sánchez alabó, en su cuenta de Twitter, una interpelación del entonces ministro de Presidencia en el Congreso sobre el Sáhara Occidental. En ella, Ramón Jáuregui situó al Ejecutivo en “la necesidad de dar legitimidad a las aspiraciones del pueblo del Sáhara Occidental en relación con las resoluciones de Naciones Unidas”. Para Sánchez fue una intervención “brillante”.
El año 2019. En las elecciones generales que él convocó de forma anticipada el 28 de abril, el PSOE se comprometió a promover “una solución del conflicto del Sáhara Occidental”. Especificó Pinocho que lo haría “a través del cumplimiento de las resoluciones de la ONU”, que -enfatizaban- “garantizan el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui”.
2021. En una entrevista en el canal 24H de RTVE (no podía ser otro que no fuera RTVE), el entonces ministro de Transportes, José Luis Ábalos, trasladó cuál era la postura del Gobierno sobre el Sáhara. Primero insistió en que “no había variado” respecto a la de los ejecutivos anteriores. Posteriormente aseguró que El Ejecutivo secundaba “la resolución de Naciones Unidas (…) que planteaba un referéndum de autodeterminación”.
Cabe preguntarse por qué Sánchez ha cambiado de actitud respecto al Sáhara. Dice él que todo está muy claro, pero ni los suyos (PSOE, Podemos, etc.) saben las razones y las consecuencias. Como el político inútil (poco útil) que es, se puede suponer que pensaba apuntarse un gran tanto y el tiro le está saliendo por la culata (en estos momentos de escasez de gas, las relaciones con Argelia- que nos subirá el precio aún más-, que es nuestro principal proveedor, están bajo mínimos). Su razonamiento pudo ser algo como: Arreglo los problemas comerciales con Marruecos, reabro las fronteras de Ceuta y Melilla, vuelve el control marroquí sobre la inmigración, no me comprometo a nada sobre Ceuta, Melilla o Canarias (ni a favor ni en contra) y a los argelinos ya les engañaré con alguna cosilla; y quedo como el “gran líder” que solucionó todos los problemas. Parece que la cosa no le va como había pensado…
El acuerdo alcanzado entre España y Marruecos tras la reunión/copiosa comida entre Sánchez y Mohamed VI, que el presidente del Gobierno calificó como un «hito diplomático», permitirá la reapertura de las fronteras terrestres entre ambos países, la creación de un puesto aduanero en Ceuta y la recuperación de la operación Paso del Estrecho. No se hace, en el texto del acuerdo, mención alguna a la integridad territorial de Ceuta y Melilla, aunque sí que se recalca que España abandona la posición de neutralidad política respecto a la cuestión del Sáhara Occidental tras 46 años.
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, no consideró aceptable el resultado del viaje a Marruecos del jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez.»¿Realmente pensamos que hemos avanzado algo en nuestra posición inicial? ¿Ha merecido la pena engañar a todo el mundo y que la política de Estado se convierta en la política de un hombre en España?», se ha preguntado, para concluir: «Sobre Ceuta, Melilla y las aguas canarias, no sabemos absolutamente nada».
En un juego entre trileros (habitual en la política marroquí con España), Mohamed VI, que desprecia a Sánchez (al que debe considerar un ser inferior por no ser de sangre real) con una bandera de España con el escudo puesto al revés o situándole en un costado de la mesa, cual hijo pequeño, parece salir ganador porque no queda por escrito su renuncia a las ciudades españolas de Ceuta y Melilla y consigue todo lo que quería.
El otro trilero, Sánchez, parece ser el perdedor y da la impresión de ser un siervo (el gato marroquí dominando al león español) que acepta lo que sea con tal de conseguir la apertura de fronteras, la reanudación del comercio y el freno de la inmigración. Lo que le pase a Ceuta y Melilla poco le importa a Pinocho.
El dinero público es nuestro dinero
El aparato mediático de nuestro gobierno social-comunista se ha encargado de dar mucho bombo a la investigación sobre las comisiones recibidas por Luis Medina y su socio en la intermediación en la venta de material sanitario al Ayuntamiento de Madrid. Sobre las múltiples y poco claras (como suele ser habitual en nuestro actual gobierno) compras de material del Gobierno se ha establecido una Omertá (ley del silencio de la Mafia).
De momento no hay nadie del Ayuntamiento de Madrid implicado, pero son comisiones desorbitadas que suenan muy mal y que deben ser investigadas y penadas en su caso. Pero también deben revisarse, por parte de la Fiscalía, todas las compras “de urgencia” de material sanitario que se hicieron durante la pandemia, ya sean por parte del Gobierno nacional o por parte de las Autonomías o Ayuntamientos. Probablemente el “caso Luis Medina” se quede muy pequeño…
Una petición a las personas que gobiernan y manejan nuestro dinero: que las inversiones lleguen al mayor número de personas españolas posible, es decir, que la empresa o persona que recibe el dinero tenga empleados y actividad productiva que cree empleo y valor. Se deben vigilar los pelotazos que se dan con nuestro dinero y que benefician a empresas recién creadas o a personas sin estructura que actúan como intermediarios.