Los melillenses han respondido a la expectación creada por la reapertura de Lidl y así ayer, apenas se podía caminar con el carro por el exterior e interior del establecimiento dado el gran número de personas que había para adquirir los productos clásicos a un menor precio y otros que son nuevos, también en oferta. Era tal el número de clientes que el supermercado tuvo que reforzar la seguridad, con vigilantes tanto en el exterior como interior, poniendo orden para que todos pudieran entrar y comprar. Los garajes, tanto en la superficie como en el sótano, se encontraban repletos e incluso hubo muchos que tuvieron que regresar más tarde, porque no había donde aparcar. El supermercado abría ayer sus puertas tras someterse a una profunda reforma con el objetivo de mejorar la experiencia de compra del cliente y adaptarse a la última imagen de tienda de la cadena de supermercados, que se caracteriza por su modernidad, amplitud, luminosidad y eficiencia. En este sentido, los productos frescos ganan protagonismo con la implementación de un novedoso sistema de panadería y bollería recién horneada y un nuevo surtido de pescado fresco. Tras la reforma, la cadena de supermercados ha contratado a una docena de nuevos empleados melillenses. Con el objetivo de facilitar el acceso a los clientes, el establecimiento cuenta con un centenar de plazas de aparcamiento y dispondrá de un amplio horario comercial, de lunes a sábado de 9:00 a 22:00 horas. Para celebrar la reapertura de la tienda, Lidl premió a los 2.000 primeros clientes con un obsequio.
