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"En 200 años, no ha cambiado la filosofía de muros y barrotes" y "no se puede enseñar a nadar fuera del mar", ni lanzar a la calle sin adaptación a un asesino en serie o pederasta, según Aránguez

La prisión electrónica, o brazalete, la fórmula del futuro para la reinserción

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El Colegio de Abogados organizó ayer unas jornadas sobre la ejecución de penas, coordinadas por Carlos Aránguez, abogado y profesor titular de Derecho Penal en la UGR. Cree que la prisión electrónica, o brazalete, es una de las mejores formas de que la persona se reinserte en la sociedad, al salir de la cárcel. "En 200 años no ha cambiado la filosofía de muros y barrotes" y "no se puede enseñar a nadar fuera del mar", claro que tampoco lanzar a la calle sin más a una persona que ha estado tantos años privada de libertad, pederasta o asesino en serie. La actividad, llevada a cabo en el Centro de Negocios OBS, fue dirigida a abogados y estudiantes de posgrados, unas 25 personas escucharon las ponencias de Carlos Ernesto Manzano, magistrado-juez del Juzgado de lo Penal número 6 de Granada, de Juan Rafael Benítez, juez de vigilancia penitenciaria de Melilla; y de Carlos Aránguez, profesor titular de Derecho Penal de la UGR, encargado de organizar esta jornada, del Colegio de Abogados. Él habló de la prisión electrónica, los brazaletes para el control telemático de los penados, a través de los que se puede saber, incluso, si una persona ha tomado alcohol. Se ponen en los tobillos, para no crear la estigmatización del preso si la lleva en la muñeca. Aránguez considera que es la mejor forma de reinsertarse en la sociedad. Explicó que cuando una persona está tantos años privada de libertad, como puede ser un pederasta o un asesino en serie, no ha cometido no porque no haya querido, sino porque no ha tenido la oportunidad, lanzarlo a la calle sin adaptación puede ser peligroso, pero, "no se puede aprender a nadar fuera del mar". El brazalete, además, si lo lleva una persona que tiene una orden de alejamiento sobre otra, vibra cuando se acerca a esta. El abogado lamentó que los tiempos hayan cambiado, pero no en este sentido: "En 200 años, no ha cambiado la filosofía de muros y barrotes". El uso de estos brazaletes está creciendo exponencialmente en los últimos tiempos, aunque todavía está comenzando su utilización y los efectos no se ven aún. Para Carlos Aránguez, es "una de las mejores alternativas de futuro", porque "no se puede socializar fuera de la sociedad", pero también lleva su tiempo adaptarse a ella, tras tantos años en la cárcel, es lo intermedio entre ambas realidades.

En las jornadas también se habló de alternativas a la prisión como los trabajos en beneficio de al comunidad y cuándo debe se debe sustituir la cárcel por otra pena. Para el profesor titular en Derecho Penal de la UGR, Melilla es una ciudad idónea para organizar este tipo de jornadas, por su tradición en derecho penal.

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Rosario Lopez

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