“No se puede pedir la “decapitación” de una lista electoral por una simple investigación del que hasta ahora ha sido, es y será el ejemplo de honradez política en nuestra ciudad, no podemos acusar al PP de crear la mayor inestabilidad en nuestra ciudad, cuando algunos parece que han olvidado los desagradables titulares que aparecían en las noticias a nivel nacional sobre Melilla por el caso de los votos por correo”
Comenzaré haciendo un ligero repaso a un término que no sé si será por el desconocimiento de su significado o por nuestras ansias de encontrar un culpable a los hechos que acontecen últimamente en nuestra sociedad. Me refiero a aquel principio esencial, aquel principio cuya base se fundamenta en nuestra Constitución Española en el Art. 24, el principio de presunción de inocencia. Dicho principio, (que establece que uno es inocente hasta que se demuestre lo contrario en un juicio, y que decide que la carga evidenciable se encuentra en manos del acusador; es decir, que es el que acusa el que debe probar que el supuesto delincuente delinquió, no el supuesto delincuente el que se encarga de demostrar su inocencia), nos garantiza que sólo mediante sentencia dictada por un juez, en la que se establezca la culpabilidad de un individuo se puede decir que alguien es culpable.
El principio de presunción de inocencia constituye una base de la sana convivencia social, fundamentada en la razón colectiva de cualquier pueblo.
Lamentablemente, la sociedad condena al individuo mucho antes de que se dicte dicha sentencia, y lo discrimina así éste haya sido encontrado inocente del delito del cual se le acusó. Se necesita cambiar la forma en la que se trata a los acusados. Son sólo eso: acusados, no culpables; pero los medios de comunicación y la sociedad misma se encargan de estigmatizarlos como delincuentes mucho antes de establecer si en verdad son delincuentes.
Ejemplo de ello, son los acontecimientos que están sacudiendo nuestra ciudad con la llamada “Operación Tosca” o la investigación de nuestro presidente por una "presunta prevaricación administrativa".
Asimismo, no podemos olvidar otros aspectos negativos que fueron y que aún están pendientes de volver a ser noticia del día en nuestra ciudad, como es el famoso caso de los votos por correo. Su investigación había dado lugar a la imputación de una veintena de dirigentes de PSOE y CPM.
Es por ello, que todos y cada uno de nosotros debemos de ser consecuentes con nuestras declaraciones y con nuestras acusaciones. No somos jueces para declarar culpables a nadie sin darle la oportunidad a hablar, no podemos exigir dimisiones sin existir sentencias que condenen a nadie.
No se puede pedir la “decapitación” de una lista electoral por una simple investigación del que hasta ahora ha sido, es y será el ejemplo de honradez política en nuestra ciudad, no podemos acusar al PP de crear la mayor inestabilidad en nuestra ciudad, cuando algunos parece que han olvidado los desagradables titulares que aparecían en las noticias a nivel nacional sobre Melilla por el caso de los votos por correo, no podemos exigir explicaciones al Gobierno de la Ciudad sobre un tema que aún se encuentra bajo secreto de sumario y sobre todo no se puede demandar por parte de dirigentes políticos de la oposición como alternativa al Gobierno de la Ciudad Autónoma de Melilla, el diálogo, la transparencia y el acuerdo, cuando son tres de las muchas cualidades por las que éste se caracteriza. Son ellos, los partidos de la oposición, quienes se niegan a dialogar, ocultan sus verdaderos intereses políticos a los ciudadanos y se centran en romper cualquier tipo de acuerdo que sea en beneficio del pueblo melillense.
En estos casos, lo ideal sería que nuestros políticos en la oposición tuvieran un poco de humanidad en sus declaraciones y dieran tiempo a que la justicia haga su trabajo, antes de realizar cualquier declaración con la intención de deteriorar la imagen de personas inocentes (hasta que se demuestre lo contrario por un juez), con la intención meramente electoralista, ya que tienen asumido que mediante un juego limpio y democrático como son las elecciones, no pueden derrotar al Partido Popular (PP) de Melilla. Es por ello, que se recurre al juego sucio y vil de desprestigiar y dañar la reputación de personas sin pensar en el daño que están ocasionando por un “puñado de votos”.
Estos acontecimientos desagradables desprestigian a la ciudad en su conjunto, a todos los ciudadanos sean del color, de la cultura y de la religión que sean, y sobre todo del partido político al que pertenezcan. Debemos de tratar de evitarlos y sobre todo de utilizarlos como he dicho en líneas anteriores, con fines electoralistas.
Con actos como estos, los ciudadanos nos damos cuenta que frente al Partido Popular de Melilla no hay ningún partido político de la oposición que sea tan competente y que pueda ofrecer alguna alternativa al actual gobierno. No son capaces de hacer juicios de valor positivos y de aportar alternativas beneficiosas para la totalidad de los melillenses.
Es por ello, que nos encontramos ante una alianza de la oposición para intentar sacar de la vida política de nuestra ciudad a la persona que desde hace tres legislaturas seguidas viene luchando para que la totalidad de los melillenses sin distinción de sexo, religión o cultura puedan tener una mejor calidad de vida en nuestra ciudad fomentando la creación de empleo, creando viviendas, impulsando proyectos para jóvenes, mejorando los servicios sociales, fomentando las nuevas tecnologías, y un largo etcétera que han hecho que nuestra ciudad crezca y se desarrolle positivamente.
Actos que hacen que los melillenses nos ratifiquemos una vez más en la figura de Juan José Imbroda, como el presidente que necesitamos al frente del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Melilla para la defensa y la lucha por las necesidades de los melillenses.
