La Policía Local de Melilla ha tramitado desde el final del estado de alarma, hace casi cuatro meses, un total de 1.300 denuncias por no hacer uso de la mascarilla, un elemento de protección que es obligatorio en la ciudad. En una nota de prensa, la Jefatura de Policía Local de Melilla ha informado de que también ha llevado a cabo otras actuaciones en el marco de la pandemia por el coronavirus desde el inicio de la nueva normalidad, entre ellas, la notificación de 54 denuncias a locales de ocio y de hostelería por no cumplir las normas anticovid, como la distancia social, horarios de cierre y aforo. Además, también ha realizado dos clausuras de locales por diversos incumplimientos, cumpliendo así la orden emitida por la Consejería de Medio Ambiente y Sostenibilidad, y ha ejecutado diversas prohibiciones de estacionamiento y cortes y cierres de vías públicas al tráfico para evitar aglomeraciones y botellones en distintas zonas de la ciudad.
Todos los días, y en los diferentes turnos, este cuerpo de seguridad ha realizado controles de tráfico y seguridad y pruebas de detección de alcohol y drogas “ante síntomas evidentes de consumo”.
De igual modo, su Grupo de Investigación, en colaboración con Salud Pública y el coordinador del Ingesa, ha trabajado para localizar a personas contagiadas de coronavirus para restablecer el contacto con los centros de salud y organismos oficiales dedicados a la prevención y expansión del virus.
Inspecciones
La Policía Local participa además en un nuevo plan de inspección de locales de hostelería, ocio y otro tipo de establecimientos de Melilla que ha hecho hincapié en el incumplimiento de las medidas anticovid y en las recomendaciones en colaboración con las indicaciones del Departamento de Prevención de Riesgos Laborales de la Ciudad Autónoma.
Educación
También en este tiempo se ha establecido un plan de vigilancia en los centros educativos para que se mantenga la distancia social y el uso de mascarillas, en el que la Policía Local ha tomado parte controlando los estacionamientos con señalizaciones, regulando el tráfico en las entradas y salidas de los alumnos y manteniendo “una estrecha colaboración” con todo el personal educativo para hacer así un entorno mucho más seguro dentro del ámbito escolar.
