Dos años después, el viento volvió a soplar a favor de la misa rociera. Literalmente. Y es que esta solemne eucarística volvió a celebrarse en la Plaza de Toros ante numerosas personas entre fieles y curiosos que s acercaron a la Mezquita del Toreo para ver de nuevo los bailes y cantos de los grupos y coros rocieros en la arena del coso taurino.
Nos obstante, el vicario episcopal, Eduardo Resa, manifestó en su alocución que “Jesús quiere que su banquete en la eucaristía, celebremos donde la celebremos, sea una mes de autenticidad y no de ficción en donde no hay privilegios ni expulsiones”. “Para ello, sus discípulos, cada uno de nosotros, tiene que intentar buscar siempre el servicio de los demás. La verdadera humildad nos hace a cada uno de nosotros poder entrar en el secreto de Dios”, declaró.
El vicario agradeció en su discurso la presencia en la misa rociera de las principales autoridades: el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda; la delegada del Gobierno, Sabrina Moh; el comandante general de Melilla, Luis Cortés Delgado, miss y míster Melilla, Nour Musa y Eduardo Sánchez y, muy especialmente, a los integrantes del centro asistencial La Gota de Leche; a los coros rocieros y, en definitiva, a todos los que acudieron a la eucaristía para “honrar a la Virgen de la Victoria”.
Ofrenda floral
El acto concluyó con una ofrenda floral realizada por el presidente de la Ciudad a la patrona de Melilla y con el tradicional recital de bailes y coros en un coso engalanado que volvió a llenarse de cantos y devoción dos años después.