DENUNCIA CIUDADANA
No sé muy bien a quien dirigirme; supongo que habrá alguien al mando de esta nave a la deriva que los que vivimos en ella llamamos MELILLA LA VIEJA.
En alguna ocasión he querido visitar la parte monumental de Málaga o he querido disfrutar de algunos de los establecimientos de restauración que allí se encuentran; lo he tenido que hacer paseando o en taxi.
Resulta que el acceso está restringido a todo aquel que no sea residente; por no decir de lo cuidada y esmerada limpieza de sus calles. Aquí pasa lo mismo pero al contrario: el recinto fortificado se ha convertido en una peregrinación de indeseables (alguno habrá que no lo sea) que se dedican a bloquear las calles de la ciudadela, a imponer su ley con los coches, a acampar en la pocos sitios que lo permiten, a no permitir el descanso de los vecinos, a tirar todos los desperdicios por nuestras calles y a enfrentarse con los vecinos si se lo recriminas.
A esta lista vamos a añadirle el nuevo lugar de moda en el que se ha convertido el Kiosko de la Plaza de Estopiñán; lugar de cita de cientos de personas que se reúnen allí y que una vez finalizada su jornada de esparcimiento nos regalan a todos los vecinos sus desechos fisiológicos; todo esto aderezado de gritos y exaltación provocado por el exceso de alcohol; los vasos, botellines, latas, etc., se cuentan por cientos, en fin, todo muy romántico.
Pues como iba diciendo, no sé quién es el capitán o capitana de esta nave; no sé si tendrá algo que ver una chica que acompañada de otras dos, cerveza en mano, entraban en el faro de nuestra Melilla Monumental a altas hora de la noche no hace muchos días; entiendo yo que no irían a ponerle solución a todos estos problemas, o sí, y buscaban la inspiración en un trago de cerveza con vistas a TRÁPANA. «YO TAMBIÉN QUIERO».
De la ocupación de la ciudad vieja por cientos de MENAS no vamos a hablar; esa es otra historia.
«SOS».
Un vecino de Melilla La Vieja
