Unos tintes, en parte excepcionales para lo que suelen ser las tomas de posesión, que se pueden interpretar como un apoyo y respaldo a las actuaciones del cuerpo durante estos últimos años en el perímetro fronterizo de Melilla. Todavía siguen los ecos de las dos noticias que centraron la pasada semana la atención informativa fuera de nuestras fronteras. Ayer, en todo el país galo se guardaba un minuto de silencio por el vil atentado terrorista que tuvo como escenario el sur de Francia, cuando un asesino embistió con un camión de grandes dimensiones contra cientos de personas que habían acudido a disfrutar de los fuegos artificiales en el Paseo de los Ingleses de Niza con motivo de las celebraciones del 14 de julio. El camión, de 19 toneladas, irrumpió a toda velocidad en el céntrico lugar y avanzó dos kilómetros arrollando a su paso a los turistas y ciudadanos que se encontraban en la calle, dejando un reguero de 84 fallecidos y alrededor de un centenar de heridos, de los que cerca de 20 continúan en estado crítico.
Pero la semana continuaba con la noticia de un golpe de estado el pasado viernes en Turquía, contra el presidente Recep Tayyip Erdogan, que horas después consiguió controlar. Pero ahora tanto EEUU como Europa temen que el mandatario turco esté utilizando los efectos del golpe para hacer una limpieza militar, policial y judicial. Las cifras que ayer barajaban los medios turcos apuntaban a una auténtica purga en el ejército y la judicatura con más de 6.000 detenidos de lo que la mitad serían militares o presuntos golpistas que habrían colaborado en la organización de el golpe entre los que se encontrarían 34 generales e incluso un asesor militar de Erdogán. En el ámbito judicial los detenidos serían 16 altos magistrados y otros 200 jueces y fiscales y centenares de destituciones de jueces, aproximadamente el 20% de la plantilla turca. Unas detenciones que han levantado las sospechas del comisario de Ampliación de la UE que ha señalado que es posible que esa purga estuviera incluso preparada con antelación.
En Melilla comenzaba ayer la semana con la toma de posesión como jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de la ciudad del coronel Antonio Sierras. Un acto revestido de una solemnidad inhabitual y casi sin precedentes en la ciudad que culminó incluso con un pequeño desfile por la calle Jacinto Ruiz Mendoza. Una ceremonia que contó con el respaldo de una ingente representación de autoridades tanto de ámbito nacional como local para la que se desplazaron para la ocasión el director general de la Guardia Civil Arsenio Fernández de Mesa y el teniente general, jefe del mando de Operaciones, Pablo Martín Alonso, entre otras autoridades de la Benemérita así como un amplio despliegue de autoridades civiles y militares de la ciudad.
Unos tintes, en parte excepcionales para lo que suelen ser las tomas de posesión, que se pueden interpretar como un apoyo y respaldo a las actuaciones del cuerpo durante estos últimos años en el perímetro fronterizo de Melilla que han llevado a sus mandos a declarar ante los tribunales en base a diferentes denuncias que más tarde fueron archivadas por Justicia. Ayer en las palabras que tanto Fernández de Mesa como Sierras dirigieron a los numerosos asistentes reunidos en el patio central de la Casa Cuartel de la Guardia Civil se vislumbraba una reiteración de la legalidad de dichas actuaciones.
El coronel Sierras comenzó su discurso con unas sentidas palabras hacia su familia que le llevaron a emocionarse al recordar a su abuelo el brigada Manuel Sierras que trasmitió a sus descendientes el amor al cuerpo de la Guardia Civil y su espíritu de sacrificio. También dejé claros los principios generales sobre los que pretende sostener su acción de gobierno y que son la “seguridad centrada en personas, basada como siempre ha hecho la Guardia Civil en la primacía de los derechos humanos como elemento esencial, legitimidad de acciones mediante el respeto a la ley, el orden y dignidad humana, la confianza y participación ciudadana y la proximidad a la población”.
Por su parte, el director general Arsenio Fernández de Mesa agradeció a la Guardia Civil melillense el trabajo que ha realizado a lo largo de la historia y de manera especial en el último lustro donde a pesar de la criticas recibidas por sus actuaciones fronterizas “habéis seguido manteniendo la integridad territorial de España y de Melilla por encima de todas cumpliendo con el ordenamiento constitucional y las leyes que dimanan de un Gobierno legítimamente constituido”. Una entrada en Melilla la del coronel Sierras por la puerta grande donde ha causado como decía en su carta del pasado domingo nuestro Editor, Enrique Bohórquez López-Dóriga, “una extraordinariamente buena impresión”, por lo que desde MELILLA HOY le deseamos la mejor de las suertes en el desarrollo de su gestión ante la que se han depositado muchas esperanzas.